(Chimeric/Polydor, 2010) La vida en una metrópoli es agotadora y tediosa: tráfico, trabajo, comida, trabajo, tráfico, comida y sueño una, otra y una vez más. Es por esto que las grandes ciudades están plagadas de centros nocturnos, que más que negocios, son un oasis de libertad para el ciudadano común. Cuando una banda toma la fórmula necesaria y crea un sonido que encaja a la perfección con esos lugares el resultado es un éxito seguro. En Acolyte, su álbum debut, el cuarteto de dance-rock Delphic revive el sonido de uno de los oasis más importantes de Inglaterra, la Haçienda.
Delphic es heredero del sonido de su natal Manchester, cuya historia musical necesariamente incluye al Brit-House, el roster de Factory Records y en especial a New Order. Las referencias a la mítica banda dentro de Acolyte son variadas. Las líneas de bajo casi subterráneas pero contundentes, al igual que las de Peter Hook. Los nombres de las canciones son únicamente una palabra como estilara New Order en sus inicios y el arte del disco, así como su sitio web también son una clara alusión a ellos. El mundo conoció a Delphic por su sencillo “Counterpoint” y quizá la añoranza por el sonido de la emblemática disquera Factory hizo que la mayoría de los medios británicos los catalogara como una de las bandas que se deben de escuchar en el año 2010. ¿Estarían en lo correcto?
En el contexto adecuado, una palabra es suficiente para darse a entender. En ocasiones, un riff, un acorde, un redoble, incluso algún sonido más abstracto es lo único que se necesita para transmitir un sentimiento. Delphic deja a un lado las palabras insulsas y rimas forzadas porque de noche y en la pista, lo más importante es bailar. Prácticamente todos los tracks de Acolyte podrían ser sencillos y al escucharlos, se puede sentir cómo lentamente invaden el sistema nervioso hasta dejar al cerebro con la única meta de ponerse a bailar.
Lo más destacable de Acolyte habita en la primera mitad del LP que arranca intensamente con “Clarion Call”. Después “Doubt” continúa con el ímpetu y aclara que si bien el disco está construido para bailar, hay que hacerlo en pareja. “This Momentary” satura los oídos con texturas soñadoras, angelicales y al mismo tiempo estridentes, para rogarle al ser amado que deje todo atrás por un momento y viva algo real. Al escuchar esta canción, es fácil imaginarse a los Mark Renton de esta década pretendiendo disfrutar de la noche como lo hacían en los noventa con "Born Slippy" de Underworld.
“In a fine time, take the time to find me / I’ll be ready waiting/ let’s do something real”
(“En el momento adecuado, tomate el tiempo para encontrarme / Te estaré esperando/ Hagamos algo real”)
La canción más conmovedora del disco es “Red Lights”, ésta ilustra a la perfección el sentimiento cuando amas a alguien tanto que harías cualquier cosa por esa persona, además esta canción parece tener el poder de hacer que el tiempo se detenga mientras se disfruta la noche con esa persona. “Acolyte”, canción que da nombre al álbum, es instrumental y comprueba que el disco está hecho para desgastar las suelas de los zapatos, mientras sacamos nuestras frustraciones en la pista de baile.
Acolyte es una de las primeras producciones contundentes del año y aunque no busque destacar por su originalidad, sin duda logra marcar una tendencia de lo que será este año en cuanto a la música para bailar. El oráculo de la música ha acertado con su aliado Delphi o Delphic que con su debút han creado un disco que funciona como acólito del hombre común y lo ayuda a escapar de la realidad imperante y soltarse en un baile ritual (usualmente de apareamiento).