(Merge, 2010) Existen aquellos que creen que aprovechan su tiempo para superarse, compulsivamente buscan erradicar cualquier clase de error de su vida, día y noche caminan en silencio obsesionados con mejorar; lástima que siempre se pierdan a sí mismos. En cambio, tras 17 años de carrera y 6 álbumes de estudio, Spoon continúa equivocándose porque entiende la belleza del caos. Transference, su séptima producción, es una mezcla entre el talento y maestría de unos músicos sumamente experimentados y la dosis justa de espontaneidad, de errores aleatorios que forman la naturaleza humana.
Jim Eno baterista de la banda mencionó, en una entrevista para Ibero 90.9, que Transference no es un álbum conceptual o una alusión a alguna teoría de Freud como muchos suponen; estos tejanos no temen regresar a sus raíces, aunque esto implique revivir momentos de flaqueza. El regreso de Spoon tiene un sonido furioso y sucio, la autoproducción del disco dio como resultado texturas lo-fi que se entrelazan con reminiscencias de glam y otros géneros de forma tan sutil que es complicado percatarse de ello. Mientras el disco camina, los alrededores comienzan a transformarse en espacios vacíos y pensamientos ambiguos invaden la mente, las sombras desaparecen.
Transference demuestra una nueva etapa en la vida de Spoon. Su baterista, Jim Eno, dice que si la banda fuera una persona, sin duda estaría en los veinte comenzando a vivir sólo y recién habría descubierto las drogas y se atascaría con todas. Este disco no es tan accesible como lo fue Ga Ga Ga Ga Ga, pero su naturaleza lo hace mucho más profundo y complejo. Se nota que la banda dejo grabaciones con errores en el lanzamiento final para darle un toque auténtico y creíble. La vida rara vez ofrece segundas oportunidades para enmendar los malos pasos, una banda tampoco debería abusar y limpiar su sonido hasta que se vuelva algo ajeno a ellos.
Dentro de la terrible confusión que se expande a lo largo de Transference, los tracks que logran concretarse más son los que permanecen como un zumbido acechante en busca de atención. “Dos mentiras no forman una verdad” pero en “Written In Reverse” todo funciona al revés, entre más veces el vocalista Britt Daniel afirme sus verdades una y otra vez, es más difícil dejar de creerle diga lo que diga.
“Where you lose a bit of yourself / I’m not standing here”
“(Donde pierdes un poco de tu ser / No estoy aquí parado)”
En canciones como “Is Love Forever?” y “The Mystery Zone” un toque de psicodelia rociada como si fuera polvo es el aderezo indicado para simular un estado alterado de conciencia, por momentos Spoon suena a una versión de cochera de Pink Floyd. En “Goodnight Laura” una balada al ritmo de un dulce piano destaca entre los demás elementos del álbum por su producción tan relajada; bien podría ser parte de un acústico de la banda. Spoon ha dejado los ganchos pegajosos y los compases alegres, repetitivos pero efectivos para explorar más allá de las formulas para hacer canciones exitosas.
Transference es un atrevimiento de Spoon y aunque no les reditúe con dividendos tan altos como los que han logrado en el pasado, es esperanzador que aún existan bandas que experimentan con su sonido hasta llevarlo a su máxima consecuencia. El disco es bizarramente encantador y es intrigante dejarse desorientar por las historias de amor y dilemas existenciales que crecen hasta que todas las canciones se tornan en una sola. Transference está disponible en las tiendas como parte del catálogo de Arts & Crafts México.