"El Cuervo" picó. Picó y fue expulsado. Por apariencia, Kevin Garnett parece un hombre perpetuamente al borde del estallido: su seriedad y sus ojos inexpresivos lo delatan. Un hombre cuya distancia entre la cordura y perder los estribos está a un soplo de distancia. La noche del lunes, Garnett finalmente explotó.
Un pase alto de Motiejunas a la pintura fue disputado por todo lo alto por Howard y Garnett. Una batalla colosal. Kevin Garnett se encaramó sobre Howard para ganar la posición y fue cargado con su segunda falta del encuentro. Acto seguido, Howard estiró su mano hacia Garnett, quien se había quedado con el balón; fue como un manotazo. Kevin reaccionó devolviendo al manotazo y lanzando el balón hacia la espalda de 'Superman'. Ambos se encararon, frente con frente, hasta que Garnett picó: bajó la cabeza e impactó la sien de Howard, quien, ni tardo ni perezoso, reaccionó con una especie de volado de derecha sobre la mandíbula del pívot de los Nets. Después, el rifirrafe: Garnett desquiciado, detenido por Trevor Ariza a base de abrazos, Howard como un boxeador esperando por el siguiente round, dando saltitos y sacando el pecho, oficiales separando a jugadores, y la tribuna vociferante.
Por un momento, parecía que se detonaría una campal de proporciones épicas. Quedó en nada. Garnett expulsado, llevándose las manos a la cabeza tras percatarse de su reacción, como si hubiera actuado inconscientemente. Y el partido siguió.
Ah, por cierto, los Rockets vencieron 113-99 y suman 14 victorias como visitante, el segundo mejor récord de la liga tras los Warriors.
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Lalo López