Pausa y embellecimiento: 'Chill Out' de The KLF

Pausa y embellecimiento: 'Chill Out' de The KLF

¿Y a ti, te gusta el ambient?

Pregunta difícil de contestar si no eres un ser nocturno, meditabundo o introspectivo. Las búsquedas reflexivas en el interior propio son comunes en el ser humano, pero ¿qué pasaría si a esas introspecciones uno le pusiera un soundtrack? Seguramente nos vendrían nombres a la cabeza como Brian Eno, Isao Tomita, Ryuichi Sakamoto o hasta Hans Zimmer, pero hay un proyecto que existió a finales de los ochenta, inicios de los noventa a cuyos integrantes se les ocurrió dar un paseo por las costas tejanas del Golfo de México y grabar sonidos que iban apareciendo en su camino. Ellos son The KLF, una banda que le dio un respiro al mundo del rave sin salir de él con su legendario disco Chill Out, una pieza maestra del ambient que continúa hasta la fecha como una influencia directa de este género y de la música electrónica.

La última década del siglo comenzaba, la música electrónica ya no era un género sólo para gente que entendía sintetizadores y cables extraños, las drogas sintéticas eran el paraíso, el rave dominaba las mejores y vanguardistas pistas de baile. Qué bendición era ser joven. En 1990 se vivía la era dorada del house y del techno en ciudades como Chicago, Detroit, Nueva York, Manchester y, claramente, Londres; proyectos como The Future Sound of London, 808 State, Technotronic, Aphex Twin, Orbital, Beats International, Underworld y muchos más se afianzaban en cada gramo del éxtasis que la juventud consumía. En Manchester, The Hacienda se consolidaba como la catedral del rave, la cultura de la fiesta por la música electrónica vivía sus épocas gloriosas. Y por supuesto que en ese mundo estaba The KLF.

Conformados por Bill Drummond y Jimmy Cauty en 1987, The KLF rápidamente se convirtió en un referente de la naciente escena del rave. Inspirados por la electrónica, la música disco, funk, industrial, hip-hop, dub y otros ritmos movidos, The KLF supo combinar todos esos géneros para tener gran presencia. Pero dentro de todo el frenesí del baile, supieron hacer una pausa. Una parte muy importante dentro del house y del techno son los sonidos ambientales; si uno quita los beats, queda ese esqueleto a veces imperceptible, pero elemental para que esos otros géneros puedan existir. Esa pausa y ese embellecimiento al ambient es Chill Out.

Este disco fue grabado en su totalidad en Transcentral, un lugar físico, pero al mismo tiempo espiritual para The KLF. Ellos lo describen, sí, como un estudio con las mejores instalaciones, pero también como un estado mental y de ánimo que conjunta los elementos necesarios para poner su atención en no otra cosa que la música que les gustaba hacer.

Chill Out se grabó en una sola toma que duró 44 minutos, 43 segundos. Cauty cuenta que les tomaron distintas tomas para poder grabarlo completo; había ocasiones en las que ya estaban cerca del final, alguno cometía un error y entonces iniciaban desde el principio de nuevo. Luego, les tomó dos días poner todo lo grabado junto para producirlo y tenerlo listo. El resultado es una maravilla auditiva pocas veces lograda en la historia de la música. El acomodo casi perfecto de cada sonido, efecto auditivo, sampleos a momentos nocturnos que habitan sólo en la imaginación y un combinado espíritu de tranquilidad y nostalgia, logran que Chill Out sea un álbum ideal para escucharlo en cualquier momento de la madrugada o de un viaje introspectivo. Piezas como “Madrugada Eterna”, “Six Hours to Louisiana, Black Coffee Going Cold” o “Elvis on the Radio, Steel Guitar In My Soul” son ejemplos perfectos de la mezcla de frecuencias radiofónicas con ideas inconclusas mientras los efectos estereofónicos de grillos, borregos pastando y distorsiones de elementos ‘houseros’.

Chill Out es un disco que podríamos definir como un monumento al paisaje sonoro imaginado desde las mentes de los que atiborraban las pistas del rave. Es oxígeno puro dentro de un mundo de fiestas eternas que, a pesar de su tranquilidad, podría quedar perfecto para ambientar ese respiro necesario para impedir que el desenfreno gane. Esta obra maestra de The KLF es y será un referente en el ADN de la música electrónica dentro de todas sus sub-ramas. Probablemente muchos artistas actuales no sepan eso, pero da igual, la fiesta sigue y los héroes del pasado también bailan...

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