Bailar y escuchar los Discos de la Semana para dejar la violencia atrás
No hay razones para bailar en un mundo como éste. Los indicios de que la civilización se encamina hacia la violencia y la deshumanización están por todos lados. No hay que ir tan lejos, como a Medio Oriente, para encontrar malas noticias.
Aquí mismo, en la carretera a Guadalajara, hay horrores del mismo calibre. No es que sea una amargada, pero la humanidad es un asco, y lo de bailar en medio del caos me parece tan ridículo como necesario.
Algo de catarsis inofensiva suena saludable para hacer contrapeso en el trayecto directo hacia el carajo que estamos trazando en conjunto y sin chistar. Pero no sé por qué algo me sabe mal. No es culpa, no es algo moral. Es algo que pesa en el aire. Tal vez ese peso se levanta un poco con la música bailable. Pareciera que en todos los rincones del mundo, hay un chango en su computadora haciendo beats que pretenden sacudir ese peso de los hombros de quien se deje, con el potencial de sudar lo bailado en colectivo.
Desde el dancefloor francés hasta el techno alemán, pasando por el trap italiano, esta selección es un tour de antros europeos que termina en un aterrizaje forzoso en el bajón del sheagaze brasileño, con un par de paradas al baño en el hip hop noisero y un tropezón en el hoyo funky del rockcito dosmilero traído al apocalipsis actual.
El bien y el mal es una línea trazada en la arena. Depende de qué lado esté uno parado para saber cuál es cuál. Bailen si quieren. Todos nos vamos a morir algún día. Si no fue hoy, celebren mañana.
BLABLABLA - Blasé
Valeria
bla·sé (adjetivo):
Persona que se muestra indiferente o apática ante algo.
Alguien despreocupado, o que pretendende serlo.
No hay nada más blasé o nonchalant que una persona francesa. Los franceses son inherentemente coolsin necesidad de esforzarse. Hablan despacio, entre susurros, con un tono de voz desinteresado. Así suena la música de Blasé: un mar de murmullos misteriosos sobre un beat pegajoso y repetitivo.
No tengo idea de lo que canta, pero no importa, porque después de todo es verdad eso de que los franceses pueden decir lo que quieran y va a sonar romántico y melódico. Como si ser francés no lo hiciera lo suficientemente cool de entrada.
Blasé pasó su infancia y adolescencia en Nueva York. No estoy segura de cuántos años tiene, pero juzgando por los lugares en los que ha vivido y el sonido de sus canciones, es inevitable asumir que durante sus años formativos estuvo expuesto al house francés de Daft Punk o Justice y a la escena dance neoyorkina protagonizada por LCD Soundsystem y The Rapture.
Él mismo describe su disco como “canciones en busca del groove”, y gracias a sus genes y bagaje cultural, creo que no tuvo que esforzarse mucho en encontrarlo.
natural - terraplana
Tello (alguien que no entendió nada de lo que leyó en prepa)
Mucho se ha hablado del shoegaze (aquí vamos de nuevo); guitarras crujientes, baterías saturadas, todo con reverb.
Bandas que no se la pasan viendo el piso del escenario por introvertidos, sino para operar un cajón lleno de lucecitas y perillas con nombres supuestamente creativos que nada tendrían que ver con un pedal de guitarra. El canto melódico de letras tristes que a veces son ininteligibles por tantos efectos, técnicas de canto que no buscan ser entendidas, solo sentidas o alguna otra excusa cursi (y dale con lo mismo).
Con terraplana se palomea cada una de las cajitas del checklist (lugares comunes). Hasta hace más sentido en portugués. La voz en mezcla, más clara que en Cocteau Twins, tan familiar como poco comprensible para un nativo del lenguaje hispano. Nostalgia noventera (etiquetas, más etiquetas), melancolía generacional de un tiempo igual de horrible pero más deseable, aprobación no solicitada de gente mayor, que no es hoy ni la mitad de cool que en sus años mozos.
Con un pulgar arriba o un asentir de cabeza reconocen orgullosos el mismo brillo en los ojos de una versión suya, más joven, igual de irritada y frustrada por los mismos problemas, pero acogida por la calidez del papel gastado de un álbum de Slint, Smashing pumpkins o loveliesbleeding, que emergen del mismo cajón gastado.
Muere como cliché a los 27 o crece para hacer referencias a los Simpson y convertirte en una banda tributo de ti mismo. No nos engañemos: terraplana no descubre la curvatura de la tierra en tiempos cristianos, no incendia el ave fénix del mil veces muerto rock para su reencarnación entre cenizas de cigarro y papel de revista impresa (etiqueta, lugar común), pero se siente tan pertinente y elocuente que parece lógico escuchar un álbum de principio a fin.. como si tapizar muros blancos y techos de palomita con posters feos fueran el sustituto de una personalidad, como encontrar jeans y suéteres desgastados en una venta de garaje, o como si valiera la pena inventarse historias y artilugios literarios en blogs, para convencer a alguien de ponerse los puñeteros audífonos con un artista.
Si, ya sé, todo está en un espectro, cero lineal, etéreo; el género es performativo (aunque Butler no se refiera a la música). Pero si hay algún placer en etiquetar, con todas sus letras, un disco como “shoegaze brasileño”, natural de terraplana hace que se sienta transgeneracional-tropicalística-culturalmente-fagocitado bien; tan pero tan bien.
P.D: con todo y todo merecía ser Extracto
Dead Channel Sky - clipping
Pontas
Podría hacer comparaciones burdas con JPEGMAFIA o Death Grips y mencionar un número innecesario de etiquetas como hip-hop industrial, harshnoise o noise rap, pero esto no hace justicia al sonido que clipping. lleva construyendo desde mediados de la década pasada.
Dead Channel Sky es un álbum de hip-hop atascado (en sonido y en el tiempo): beats ruidosos, versos rápidos y momentos que te hacen dudar si tus audífonos (o tus bocinas) están funcionando bien. Lo digo en el mejor sentido posible.
Comienza con Daveed Diggs rapeando sobre un sample del sonido que hacía la computadora en los noventa cuando uno intentaba conectarse a Internet, algo que, extrañamente, define muy bien el disco. Es futurista y retrospectivo a la vez, con un aire post-apocalíptico que al mismo tiempo se siente de un pasado lejano. Algo así como ver Blade Runner o Tron en pleno 2025.
La producción de Jonathan Snipes y William Hutson hace que la instrumental pase de sentirse como algo digno del soundtrack del primer Mortal Kombat (Dominator) a una persecución en una ciudad cyberpunk (Change the Channel). Por el otro lado, Diggs oscila entre versos rápidos y agresivos (“Ask What Happened”) y un flow de los noventa (Scams o Code) que hace que el álbum se sienta tan cercano a JPEGMAFIA (única comparación, pero no burda) como de Public Enemy.
Dead Channel Sky se escucha como si el hip-hop de los noventa hubiera sucedido en una ciudad cyberpunk. Parece un mixtape clásico atrapado en un futuro que ya no existe, y eso lo hace adictivo de escuchar.
Birthmarks - BAMBARA
Alde
Es indiscutible que la música genera imágenes en nuestra cabeza. Nos produce emociones, visualizamos un color, nos recuerda a una persona o un lugar, y hasta podemos relacionarla con un olor o algún sabor. Pero hay canciones, proyectos, artistas o álbumes que son capaces de ir mucho más allá y teletransportarnos a una historia que parece escrita por algún guionista de cine reconocido por su habilidad plausible de sacarnos de nuestra realidad.
El disco de Bambara, una banda de Atenas, Georgia, establecida en Brooklyn, es precisamente eso, un disco creado casi para las salas de cine. Es un cortometraje que aborda violencia, decepción, amor, logros y fracasos, en un formato que oscila entre noise, el post-punk, el trip-hop y hasta el gothic pop, si es que eso existe.
En general es oscuro, pero la voz de Reid Bateh entra de una forma tan amable al oído que se siente como una luz al final del túnel. Una luz que se agranda cuando llegamos a los momentos de las voces femeninas de Madeline Johnston en Face Of Love o el spoken word en Elena´s Dream.
Un trabajo que narra momentos negativos de la vida de manera explícita, pero hace un énfasis especial en la sensualidad de ser una persona que no está completa, en la belleza que acompaña las vidas rotas que por momentos intentan salir del hoyo, pero que también, a veces, disfrutan de quedarse en el fondo.
Frau Fatal - Das Beat
Carol
Un club nocturno en Berlín, luces neon y cuerpos en movimiento. El disco se sitúa en un lugar así. En una escena de Berghain sin haber hecho fila para entrar.
Este dúo mezcla sonidos de new wave, indie y techno en su álbum debut, una mezcla de sonidos clásicos y contemporáneos que a veces provocan el baile en éxtasis con los ojos cerrados y sudor en el cuerpo y otras veces tiene un tono más nostálgico para ponerse existencial.
Este contraste de sensaciones se debe a que tanto Eddie Ravenberger como Alexander Cowan estaban pasando por una respectiva ruptura amorosa y tuvieron que ponerle un freno al proceso creativo del proyecto. Esta marea de emociones se escucha claramente en el flujo del álbum, como las etapas de duelo de una relación o la pérdida de una identidad para que otra nazca. Hay una reinterpretación de Femme Fatale de The Velvet Underground retitulada Frau Fatal (Frau significa mujer en alemán), una versión moderna y empoderadora de este personaje que se dicta a sí mismx y se expresa sin estigmas.
Das Beat está fuertemente influenciado por la cultura techno de los clubs berlineses pero con un sonido innovador que atrae al caos de la ciudad en donde nació el género tras verse fragmentada por las consecuencias de la segunda guerra mundial.
Jacuzzi - DoloRRes, cherry chola
Anna
Si quieres fingir que eres una italiana frustrada a la que le encanta el perreo, este disco es para ti.
Jacuzzi es el debut de DoloRRes con Cherry Chola, una joya única que fusiona ritmos latinos con el trap italiano de una manera que nunca había escuchado antes. Desde el primer track, el álbum te atrapa con su mezcla innovadora: beats de reggaetón, cumbia y otros sonidos latinos se combinan perfectamente con la vibra fresca y melancólica del trap europeo. Esta fusión inesperada crea un sonido único que te hace sentir en un viaje divertidísimo que desdibuja las líneas de los géneros musicales que toma prestados y lo convierte en una fusión que simplemente tiene sentido.
Cherry Chola, con su habilidad para crear ritmos envolventes, establece la base perfecta para que DoloRRes despliegue sus letras cargadas de emoción y reflexión. La combinación de introspección y la actitud en las letras mantiene enganchado al escucha, mientras la producción invita a fluir entre momentos de calma y otros de mayor intensidad.
Lo que hace que Jacuzzi sea realmente especial es cómo juegan con esas influencias globales sin perder la esencia latina que invita a bailar bien sucio. Si te gusta el trap y buscas algo diferente, este álbum es el lugar donde se cruzan dos mundos musicales con una frescura que no te puedes perder.