Los 13 minutos que la industria del entretenimiento soñó crear
Por Omar García | Crac 909
La industria del espectáculo nos acostumbró a la imagen sostenida por música. Un acompañamiento metafórico que ayuda a conectar la emoción deseada con lo que la audiencia está viendo. Las dos notas de suspenso en la terrorífica Jaws, el héroe a punto de emprender el viaje reflejándose entre dos soles del horizonte de Tatooine o el compás de una batería que enmarca un mal chiste, entre otros ejemplos ya en nuestra memoria son prueba de ello.
Y esto no es ajeno al deporte-espectáculo que ha hecho del máximo juego del futbol americano profesional un fenómeno no solo deportivo sino sociocultural. Esta simbiosis tiene su pináculo en el Super Bowl. Aunque tanto la música como el juego tienen su propio momento protagónico, con los ojos del mundo posados sobre una pantalla.
Esto no fue siempre así. Por ello te contamos como cómo evolucionó el espectáculo musical en el principal evento deportivo de los Estados Unidos y pasó de ser un acto de “relleno” a clave para que sea un evento de audiencia global:
1. 1966-1992. De ‘estirar las piernas’ a homenajes temáticos
En su primer etapa, el medio tiempo era espacio para el ocio, para refrescarse o bien, para estirar las piernas. Sin afán de protagonismo, las bandas de guerra universitarias tomaban el terreno de juego con repertorios habituales del siglo XIX y la época posterior a la Guerra Civil de Estados Unidos. El discurso bélico aplicado, tanto al partido, como a su entretenimiento.
Apenas en la sexta edición del Super Bowl, la televisión entendió que había que ofrecer un contenido más acorde con una audiencia cada vez más estimulada en lo visual. Aprovechando contextos históricos, se buscaron homenajes temáticos, muy al estilo “show de variedad” como el Ed Sullivan Show con cantantes, bailarines y carros alegóricos, aunque unidos por un eje rector. De ésta época rescatamos el tributo a Louis Armstrong en Nueva Orleans con Ella Fitzgerald como protagonista. Algo similar ocurrió a Duke Ellington años más tarde.
La fórmula se repitió en las ediciones subsecuentes y llegó a su punto más alto con la toma de la Walt Disney Company del escenario, que aprovechó la posibilidad de estar ante un número más amplio de televidentes y promocionar al cine en general, y por supuesto sus películas y parques temáticos.
2. 1993-2001. Shows de alcance mundial con mezcla de talentos
Para el Super Bowl XXVII, el esquema tuvo un punto de quiebre con el arribo de las grandes estrellas. La vara se puso a un nivel del mainstream no visto hasta el momento, concretamente con la aparición de Michael Jackson. Y como uno de los primeros esfuerzos de interacción directa con la audiencia, en el Rose Bowl se creó un mural de niños tomados de la mano mostrando la unidad de los pueblos del mundo bajo la balada “Heal The World” del Rey del Pop, que reflejó los alcances televisivos para ese momentos con una importante audiencia internacional.
En los años subsecuentes se replicó la primera formula: espectáculos pensados bajo una temática, aunque ahora no con un gran exponente de la música sino una constelación de artistas: James Brown, ZZ Top y los Blues Brothers en Nueva Orleans en 1997 o Smokey Robinson, Queen Latifah, Martha Reeves y The Temptations un año más tarde, haciendo homenaje al Motown; aunque quizá la mezcla más curiosa fue Aerosmith, 'N Sync, Britney Spears y Nelly en Tampa para el Super Bowl XXXV, curiosamente.
3. 2002-2010. Grandes leyendas y consolidación global
En 2002, meses después de los ataques terroristas el 11 de septiembre, el discurso patriótico se hizo presente. Desde el emblema del partido, hasta la metáfora de una nación recuperándose con un equipo —llamado Patriotas— que perdieron a su mariscal de campo titular y una joven promesa - un tal Brady- llegaba al rescate.
Irónicamente, el medio tiempo tuvo la esencia mística y la reverencia a las víctimas, pero sin un artista de los Estados Unidos. El show estuvo a cargo de los británicos de U2, quienes dejaron una actuación memorable y que abrió una era de las grandes leyendas del rock, que entre el Super Bowl XXXIX y XLIV, actuaron de manera consecutiva: Paul McCartney, The Rolling Stones, Prince, Tom Petty, Bruce Springsteen y The Who.
En el inter, también se vivió el momento polémico entre Justin Timberlake y Janet Jackson, por un accidente que dejó al descubierto un seno de la artista, lo que desencadenó uno de los primeros virales en internet, con insultos principalmente para la cantante quien en aquel momento recibió condenas y se disculpó por lo ocurrido.
4. 2011 a la actualidad. Por las nuevas audiencias
Posterior al espectáculo de The Who, la NFL dio un giro en busca de nuevas audiencias. En un momento de cisma entre la pantalla chica y las pantallas inteligentes, el pop mainstream tomó la batuta de esta última etapa con excepción de Madonna, quien puede considerarse el último resquicio de las grandes leyendas.
El concepto, curiosamente, volvió a algo similar a lo presentado en los 90’s, con constelaciones de artistas que tienen su momento de brillo, aunque no necesariamente compartiendo un género o alguna directriz artística: cómo se puede tener a Bruno Mars y los Red Hot Chilli Peppers en Nueva York, también a Coldplay y Beyoncé un par de años más tarde en San Francisco.
Así mismo, la interacción con los fanáticos se tornó cada vez más multimedia y ya sea con LED o la pantalla de su celular, el estadio se convierte en parte integral de la concepción del show. De ésta era son destacables: Katy Perry (Super Bowl XLIX), Lady Gaga (Super Bowl LI) y Jennifer López junto a Shakira en la última edición.
Ahora el balón está en la cancha de The Weeknd con sólo trece minutos en el reloj. Veremos lo que nos traerá para la edición LV.