“Distrito Federal”, el recorrido sonoro chilango del siglo XXI del IMS
Vamos a decirlo de la siguiente forma, y adelante explicamos a detalle el porqué: Distrito Federal es el disco —sí, disco— más vanguardista del Instituto Mexicano del Sonido desde Méjico Máxico.
Multidimensional en un contexto chilango que hace homenaje a su naturaleza misma. Obra conceptual que recorre los cuatro puntos del valle de Anáhuac —como cuando nuestros antepasados encontraron al águila devorando a la serpiente en la mitad de un lago—, con todo y huehuetl para abrir el arribo del Sol.
Distrito Federal suena al fierro viejo y a las quecas afuera del Mercado de Jamaica; a Iztapalapa y Neza y a Coyoacán y la Roma; se oyen ecos de música prehispánica, se escucha el mestizaje entre el Mariachi de Garibaldi y los años noventa de Blur, reproduciéndose en los escenarios diseñados por Mario Pani, el arquitecto de la Ciudad de México.
Un disco en el que se siente la cumbia, se baila, se usa como pretexto para resolver las dudas existenciales de los defeños: “si me encontrara a Dios, le pediría unas quesadillas / si me encontrara al chamuco le pediría chicharrón…”
Disco dedicado a nuestra ciudad, llamado con su viejo nombre, el que pensamos que la resistencia de los lugareños haría que jamás fuera sustituido pero que se ha ido perdiendo en la memoria de corto plazo.
D. F. vs CDMX. Cumbia vs trap. Pasado contra presente. Cada sampleo es una joya en sí que podría iniciar un nuevo juego entre amigos, una especie de "Adivina Quién" pero de sampleos usados en el nuevo disco del Instituto Mexicano del Sonido: “¿Ése es Rigo Tovar? ¿Ése es el Súper Grupo Colombia, no?”.
Distrito Federal es una obra que tardó años en ser concebida, con casi una década de separación desde el último disco del IMS, Político, de perfección y total cuidado en la producción y madurez artística que sólo el paso del tiempo brinda.
Las colaboraciones son notables y para presumir. Graham Coxon, guitarrista de Blur, La Perla, Joe Crepúsculo, Cuco, entre muchos más. Cada canción es un punto de la ciudad, una ruta que verdaderamente existe y que necesita ser explicada por el autor de esta obra, Camilo Lara, responsable de la revitalización de la cumbia la década pasada y también autor de la obra maestra llamada Méjico Máxico, álbum que bien podría ser la primera parte de este nuevo disco.
La edición en vinil es imperdible, así como las nuevas ediciones de los discos viejos del IMS. Aunque la cumbia predomina en este mestizaje con el rock, al escuchar Distrito Federal vamos por un viaje sonoro con guiños a Rigo Tovar, Celso Piña, los sonideros tipo La Perla Antillana y La Changa, el rap de Run The Jewels, la música alternativa y sus rincones low-fi, un poquito de trap y otro de pop y hasta “El Toro Enamorado de la Luna”.
Predomina la melodía, y hay espacio para la protesta donde se dice fuerte “mi América no es tu América”, mientras Camilo baila en los andadores de Tlatelolco.
Para cerrar “The Lunatics” nos recuerda que en estos años posreales, los locos han tomado el poder del manicomio, así como en aquella película llamada “El Infierno de todos tan temido”. Amén.