Sergio Pérez: con el himno bajo el brazo
La primera vez que un piloto mexicano ganó un Gran Premio de la Fórmula 1, la presencia del país era tan poca en el medio automovilístico que, Pedro Rodríguez de la Vega no pudo escuchar desde el podio el himno nacional. Lo que sonó —y que entendieron más cercano— fue: “Al Sur de la Frontera”. Desde entonces, participó llevando la grabación del canto patrio bajo el brazo.
Tres años más tarde, De la Vega lo logró. el Gran Premio de Bélgica en 1970 fue suyo. Y finalmente la obra de Jaime Nunó y Francisco González Bocanegra resonó en el sistema de sonido.
Medio siglo después, esta competencia creció de tal manera que toca prácticamente todos los rincones del orbe a lo largo del año. 20 pilotos, diez escuderías. En ese marco, el automovilismo mexicano se desarrolló a tal grado, que incluso, se presumían dos banderas tricolores en la parrilla.
En ese contexto, Sergio Pérez se colocó como uno de los más destacados conductores de su generación. El asterisco en su carrera era ser “el mejor piloto que jamás había ganado una carrera”. Estadísticamente sustentado. Hoy, el inédito circuito de Sakhir acabó con la espera.
La probabilidad era raquítica. En la primera vuelta, por un contacto con Charles Leclerc se rezagó a la última posición. Diecisiete lugares después y 86 vueltas más tarde de cátedra en el manejo, cuidado de llantas y errores de los Mercedes, Pérez inscribió su nombre como el piloto 110 en la historia de la categoría en ganar una carrera.
La tecnología ha cambiado, pero se siente igual. “Checo” entró a la premiación con la bandera en lo más alto y con el himno bajo el brazo, terminando medio siglo de ilusiones para un país que volvió a cantar su símbolo patrio con emoción. Aunque el futuro inmediato del conductor de Racing Point sepa a incertidumbre, Pérez firmó su leyenda.