Ruido ordenado: un día en la CDMX
En 2002, Los Chemical Brothers lanzaron su sencillo "Star Guitar". En el videoclip que se transmitió en MTV ―dirigido por el obsesivo Michel Gondry―, se puede distinguir el paisaje exterior visto a través de la ventana de un tren. Aunque la manufactura parece sencilla, el mérito estriba en que los elementos que pasan en la pantalla coinciden con el ritmo de la canción.
A nivel local, en la Ciudad de México también puedes apreciar paisajes, sonidos y sincronías, tal vez muy burdas para el ojo pulcro de Gondry, pero con una estética arrítmica y disonante que ningún otro país tiene.
Piensa en cualquier día común y corriente: en tu condominio, desde las 7:00 am comienzan a sonar aspiradoras, taladros y licuadoras. Desde que despiertas, el sonido insistente de los electrodomésticos vecinos te hace sentir que aún estás soñando con la presentación en vivo de "Still Walking" de Throbbing Gristle.
Te levantas con dificultad, pero debes hacerlo porque tu fregadero tiene una fuga, tu cocina está materialmente inundada, y el plomero está por llegar; una vez que comienza a trabajar, el martillito sobre la tubería te transporta a la época de "Pipeline", cuando Depeche Mode aún luchaba por un lugar en la escena musical.
Después de aguantar con fortaleza estoica el regaño del plomero sobre lo descuidada que está tu cocina, sales a la calle; prácticamente en cada esquina de tu colonia se levantan edificios de departamentos, el ruido de construcción es aún más infernal que "Receive the World" de Leviathan.
Al atravesar la calle ―aún medio dormido―, te salvas de milagro de que un auto te atropelle, su bocina te hace reaccionar y esquivarlo, de un brinco felino a la acera, a la vez que te vuelve consciente de que tu día en la ciudad ha iniciado de manera oficial, mientras en tu cabeza resuena el ambiente caótico de "A Day in the Life".
A través de la ventana del micro concibes tu propia versión disfuncional de "Star Guitar", mientras ves desfilar puestos callejeros, automóviles destartalados, ambulancias atoradas en el tráfico, indigentes frente a lujosos centros comerciales y viviendas cuarteadas… al ritmo de las cumbias y narcocorridos que el amable y considerado operador reproduce para deleite de sus pasajeros.
De regreso a casa, sientes que el rechinido continuo y sistemático de las escaleras eléctricas del metro le podría inspirar alguna secuencia a Ralf Hütter para una nueva producción de Kraftwerk.
Es una sociedad industrial y ruidosa. La vida de un melómano en la ciudad no es más sencilla, pero no deja de ser entretenida.
Encuentra a Juanito en Twitter como @eldeldemo.