Procrastinación del sueño: un fenómeno cada vez más común

Procrastinación del sueño: un fenómeno cada vez más común

Cuando el día no alcanza es común tomar prestadas algunas horas de sueño ya sea para terminar esos pendientes que no pueden esperar para mañana o para dedicar un momento de nuestro pesado día a descansar y distraernos. Lo anterior no es algo saludable; sin embargo, es cada vez más común que el fenómeno de la procrastinación del sueño se haga presente en personas que sienten no tener tiempo para sí mismas.

Alargar la hora de apagar la luz es un fenómeno que ha tomado fuerza los últimos años debido a la facilidad que brinda la tecnología para echar un vistazo y navegar unos minutos por las redes antes de cerrar los ojos y entrar en el sueño profundo.

La procrastinación como concepto hace referencia al hecho de retrasar o postergar actividades que son necesarias atender, intercambiándolas por otras más placenteras, pero más irrelevantes ya sea por miedo o flojera de enfrentarlas.

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Según la Doctora Irene Rubio Bollinger, neurofisióloga clínica y responsable de la unidad del sueño del Hospital Quirónsalud en Madrid, España, retrasar la hora de dormir para pasar unos minutos o incluso horas viendo una serie, escuchando música, navegando en redes o cualquier forma de distracción que signifique un momento de relajación para la persona es resultado de una frecuente omisión del deseo de dedicarse tiempo a lo largo del día, por lo que se busca recuperar ese tiempo por la noche sin importar que esto signifique sacrificar el descanso.

La Dra. Bollinger menciona que uno de los factores que contribuyen a que este fenómeno se siga perpetuando es la cultura laboral que deja poco espacio para equilibrar el ambiente profesional con el personal y el tiempo libre, por lo que el deseo de tener un momento de libertad después de atender juntas, reuniones y pendientes es lo que impulsa el hecho de permanecer despiertos más tiempo del que se debería, como si se tratara de una especie de venganza ante la falta de control que tenemos sobre nuestro tiempo.

La procrastinación del sueño, aunque de manera inmediata otorga satisfacción a quienes la practican, trae consigo problemas como el cansancio cotidiano, somnolencia, sensación de agotamiento, problemas de memoria y de concentración, así como alteraciones en el humor.

Algunas de las soluciones que podemos intentar para evitar caer en este circulo vicioso de postergación del descanso pueden incluir la fijación de un horario un poco más estricto donde se contemple el descanso y la relajación como parte de la agenda.

Otra de las sugerencias es replantear lo que es una prioridad para nosotros para intentar reducir las actividades cotidianas eliminando aquellas que resultan poco necesarias y podrían contribuir al sentimiento de agotamiento diario.

Diferentes estudios como el de Marcelo Miranda y Rodrigo O. Kuljiš en 2013 resaltan que cuidar del sueño es una prioridad para conservar la salud en general, ya que además de que su privación genera problemas físicos y mentales para la persona, a largo plazo puede influir en la aparición de enfermedades neurodegenerativas.

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