María Cristina Plata, bolero seductor de los Andes al Bajío
Una voz que embelesa desde la primer nota. Así es como sencillamente se puede describir a María Cristina Plata quien dio un show sobrio, pero cautivador dentro de la edición XLVI del Festival Internacional Cervantino.
Como parte de las actividades Sonidos de Latinoamérica del festival, la cantautora colombiana derrochó talento en el escenario de la Ex Hacienda San Gabriel de Barrera. Rodeada de majestuosos jardines y escaleras colosales le canto a los amores tardíos, a los no correspondidos y a los insuperables.
María Cristina lleva 13 años en el mundo de la música y eso es evidente a la hora de interpretar arriba del escenario, pues sólo le bastó su inseparable guitarra, un clarinete, bajo y percusiones para adornar su encantadora voz. En palabras de ella misma, los instrumentos “logran crear una pantalla para ver Latinoamérica”.
Fiel a su ídolo Chavela Várgas, interpretó un repertorio que incluyó temas propios y de otros autores latinos y nacionales como José Alfredo Jiménez, impregnándolos de esa particular sensibilidad que posee y que destella en su propia voz.
En uno de los momentos más rítmicos de su presentación María Cristina declaró: “La siguiente canción es para que bailen, normalmente mis canciones hacen llorar, pero esta es para bailar”, se trataba de “Que ya me olvidé”, tema en el que las percusiones hicieron de las suyas invitando a todos los asistentes a mover cadenciosamente los pies.
María Cristina Plata se encuentra promocionando su más reciente sencillo "Corazoncito mío", el cuál no podía faltar en este concierto, y a petición del acostumbrado “otra, otra, otra…” del insaciable público mexicano, cerró su presentación con una delicada reinterpretación de “Que nadie sepa mi sufrir”.
El bolero contemporáneo y fresco que emanó en su presentación sedujo a propios y extraños, María Cristina nos llevó a un encantamiento del que no queríamos salir.