'MAGDALENE' de FKA twigs: de lo trágico a lo sublime
Por: Bere Vieyra
Es común satanizar sentimientos y estados de la condición humana como los celos, la envidia y la depresión que son vistos desde una perspectiva negativa. Sin embargo, olvidamos que muchas de las grandes obras de arte de la humanidad fueron realizadas en algunos de dichos estados de depresión o introspección. Lejos de odiarlo, podemos revelar al dolor como creador.
Tahliah Debrett Barnett (Cheltenham, Inglaterra, 1988), conocida en la industria musical con el mote de FKA Twigs, lleva más de la mitad de su vida inmersa en el azaroso y caótico mundo de la música. Cuenta dentro de su carrera con un disco debut (LP1) lanzado en 2014, un trío de EPs (EP1 en 2012, EP2 en 2013 y M3LL155X en 2015), un zine en Instagram (AVANTgarden) en el que trabajó con el productor estadounidense Daniel Lopatin (a.k.a. Oneohtrix Point Never) e inclusive una colaboración con el cineasta Spike Jonze para un comercial de Apple… Esta lista de palmares es muestra de su crecimiento musical y artístico, no obstante, contrasta de sobremanera su éxito profesional con diversos problemas que aquejaron en su momento a la polifacética británica, como la complicación en su estado de salud por una extracción de fibromas de su útero, así como vaivenes en sus relaciones personales, con Robert Pattinson (2014-2017) y Shia LaBeouf (2018). A pesar de las adversidades, Tahliah Barnett retomó el camino, se encuentra de regreso y es evidente su crecimiento como persona y como artista, transmutó su dolor y lo convirtió en arte.
Justamente de estas relaciones es que FKA twigs se percató que en nuestra sociedad, independientemente del ámbito en que se desarrolle, la historia de las mujeres tiene que estar vinculada a la narrativa de un hombre para ser validada. Comenzó a leer sobre la vida de María Magdalena y su relación con Jesús y encontró que, a pesar de ser una herbolaria, sanadora, su mejor amiga y confidente, fue confinada por la Biblia al papel de prostituta. Con todo esto en mente, encontró en la figura de la denostada mujer el camino para cimentar su más reciente creación: MAGDALENE (Young Turks, 2019).
La dinámica de trabajo de la inglesa fue similar que en LP1, ya que la mayoría de las canciones fueron escritas por ella y esta segunda producción se ve enchulada con las colaboraciones de tótems de la industria como: Skrillex, Benny Blanco, el previamente mencionado 0PN y principalmente, Nicolas Jaar. Cabe resaltar que la mayoría de los invitados estuvieron involucrados en diversos aspectos de la producción, lo que dota a MAGDALENE de una amalgama de experimentación ecléctica que la aleja del simple pop electrónico. Por si fuera poco, a los invitados anteriores debemos sumar el trabajo de Michael Uzowuru, Cashmere Cat, Kenny Beats, Jeff Kleinman, Koreless y Soundwave. Para complementar una asistencia y producción impecables, trabajaron en algunos de los más emblemáticos estudios: Sound Factory en Los Ángeles, Electric Lady y XL en Nueva York y Private en LA y Londres.
Usualmente, el dolor comienza como algo diminuto y silencioso que, ingenuamente, podemos pretender que no existe; repentinamente éste crece y lacera el cuerpo, como si se tratara de un susurro suplicante que poco a poco se torna en una oración mágica, así abre el plato con la preciosista “thousand eyes”. Acompañada de coros que surgen y desaparecen, una voz angustiada reclama “If I walk out the door, it starts our last goodbye”. “sad day” remite casi instantáneamente a una mezcla entre “Running Up That Hill” de Kate Bush y “Hyperballad” de Björk, una voz tanto dulce como neurótica en filtros a juego con sintetizadores la convierten en una de la más trascendentes y asombrosas composiciones del segundo disco de la oriunda de Cheltenham.
Un poco diferente a lo que solíamos escuchar en ella se encuentra “holy terrain”, un trap oscuro con voces y detalles sutiles pero intencionales al fondo, que cuenta además con la colaboración de Future.
Responsable de mucha de la narrativa “mary magdalene” se encuentra justo a la mitad del disco, un piano deformado y su voz que transita de lo tenue y firme, a lo poderoso. Son el acompañamiento ideal para una letra que revela a las mujeres como creadoras de su propia historia.
“A woman’s hands
So dark and provocative
A nurturing breath that could stroke you
Divine confidence
A woman’s war
Unoccupied history
True nature won’t search to destroy
If it doesn’t make sense”
Probablemente la canción con mayor influencia de Nicholas Jaar es “fallen allien”, pues a pesar de no ser fanática de los sampleos, permitió que incluyera “Storm Clouds Rising” de Florida Mass Choir (1985) junto con coros y juegos vocales mezclados de manera vertiginosa. Y si el camino de este disco fue marcado en gran parte por la tristeza, es en “mirrored heart” y “daybed” donde se leen pequeños vestigios de aceptación y de calma, de reconocimiento ante la realidad mezclados con melancolía: “Though I’m probably gonna think about you all the time” dicta como sentencia en “mirrored heart”.
“Cellophane” es la canción con la que cierra el disco y para su video estrenado en abril de este año, ella deseaba ser una bailarina de pole, y a pesar de serlo desde los 17 años en espectáculos de cantantes como Ed Sheeran, Kylie Minogue y Jessie J, tuvo que entrenar seis meses para poder realizarlo. La pieza encaja satisfactoriamente con su video, ya que es una especie de ambivalencia, pues si al inicio se muestra a una mujer fuerte e incluso sexy dándolo todo por alguien más, al final termina derrumbándose y sintiéndose insuficiente.
MAGDALENE marca el regreso de FKA Twigs tanto musical como personalmente. Recorrer su disco es mirar dentro de ti y reconocerte en diferentes etapas, ella nos muestra su corazón derrotado, un alma triste y una creación sublime que surge de ahí. Completamente permisible sumergirnos en la pena y llorar un poco al escucharlo.
