Por: Alberto Guadarrama Barrera (@guadarrama) El país más grande de América Latina ha dictado cátedra con los últimos gobiernos de izquierda para combatir la pobreza en naciones que sufren con altos grados de marginación social.
A pesar de que los índices de pobreza extrema han disminuido gradualmente hasta en un 9% en los últimos años, el Gigante de Sudamérica se sigue viendo como un país con mucho pobres, injusto y desigual. Marcelo Neri, investigador del Instituto de Políticas Sociales de la Fundación Getulio Vargas considera que “en Brasil es como si los pobres vivieran en un país de alto crecimiento”.
Los más pobres de Brasil se concentran, principalmente, en el noreste. Ceará, el estado que alberga la ciudad de Fortaleza, donde México enfrentará a la Selección verdeamarelha es una entidad que produce mano de obra barata para las industrias del sur. Esos estados que se ubican arriba de la línea ecuatorial son los que se han visto más beneficiados por los programas de asistencia social debido a que su mercado laboral es muy débil.
El combate a la pobreza extrema ha sido uno de los objetivos políticos más importantes de este país mundialista. Con el gobierno de Lula da Silva se implementó el plan social más grande del mundo llamado Bolsa Familia -bolsa significa beca en castellano-. Alrededor del 22% de los hogares se ven beneficiados con este programa que, en algunos casos, está condicionado a la asistencia escolar de los hijos y controles de sanidad.
Este tipo de controles para contar con asistencia social permitirán una mayor movilidad laboral y el acceso universal a la educación. Aparte del crecimiento económico, la distribución del ingreso es más igualitaria que en otros países de la región. El segmento más pobre crece con más celeridad que la franja más rica de la población.
Las favelas son una mito para ejemplificar la pobreza extrema. En la ciudad de Río de Janeiro hay 13% de pobres, en contraste con el 29.6% que hay en Brasil. Más del 30% de la población en la ciudad de los morros -cerros en castellano- vive en favelas (más de 750 en esta ciudad). Las favelas albergan muchos trabajadores de clase media baja que deben mantenerse cerca del mercado laboral para obtener ingresos.
Sin embargo, las favelas sí se han convertido en centros de distribución comercial formal, informal e ilegal. En muchos casos son barrios populares con un gran frenesí y vida propia que habían existido sin un plan de urbanización. Actualmente se han impulsado condiciones de movilidad para que los distintos cerros se conecten entre sí a través de teleféricos.
Uno de los sueños sociales del país que robará la atención mundial es un Mundo Sem Pobreza, nombre que lleva el primer Centro para la reducción de la pobreza.
Más ideas y experiencias a favor de los que menos tienen. El bien del Otro en Brasil ha tomado relevancia en un mundo que continúa con abismales brechas en la distribución de la riqueza.