Desde que presentó su ópera prima Matar a Jesús, en el festival de cine de San Sebastián de 2017, la cineasta colombiana Laura Mora dejó claro que tenía una voz poderosa y una mirada crítica. Cinco años y una película después, con Los reyes de mundo, confirma que todos los aciertos de su primer trabajo como directora no eran casualidad y se alza merecidamente con la Concha de Oro, el premio principal del evento donostiarra.

Abrevando en la realidad social de su país, y tomando como punto de partida la historia reciente de miles de personas que se han visto afectadas de diferentes maneras por el conflicto armado que azotó Colombia en la últimas décadas, Mora propone un retrato sobre la violencia y los intentos de reconciliación que, a fuerza de ser tremendamente locales, terminan resultando universales.

Así asistimos al viaje desde Medellín con Nechi de Rá, un chico en situación de calle de 19 años acompañado de cuatro amigos que recorre un camino plagado de pruebas y desencuentros para tratar de recuperar las tierras de su abuela que el gobierno promete regresarle.

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Un camino en el que cabe de todo. Desde la solidaridad y el abrazo hasta el asalto y el secuestro. Desde la torpeza del vandalismo hasta la oportunidad de aprender.

Un fresco social donde el road movie se mezcla con la mirada costumbrista y el extraordinario poder que los actores no profesionales, algo cada vez mas común en el cine autoral de nuestros días, regalan a la óptica precisa de una directora que sabe lo que quiere contar y como quiere hacerlo.

Una historia surreal y desgarradora que, a fuerza de ser incómoda y poética al mismo tiempo, nos recuerda que sin importar demasiado donde está filmado, el buen cine siempre pone cosas en común y conmueve.

Los reyes del mundo se puede ver ya en Cineteca Nacional, Cine Tonalá, La casa del cine, Cinemanía y salas de buena parte del país.

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