“No sé quien es Godot. Sobre todo, no sé si existe. Ni siquiera sé si los que lo están esperando creen en él. Pude llegar a conocer a Estragon, Vladimir, Pozzo y Lucky un poco, pero estoy muy lejos de entenderlos. Tal vez les deban explicaciones a ustedes, déjenlos suministrarlas sin mi; ellos y yo ya acabamos los unos con los otros.” – Samuel Beckett
Estragon: Bueno, ¿Nos vamos?
Vladimir: Si, vámonos.
(Nadie se mueve) http://youtu.be/ktSU8As66LE
El diálogo y el lenguaje del drama de lo absurdo se caracteriza por no llegar a ningún lado. Los personajes se malinterpretan con frecuencia, y responden a una pregunta o una afirmación con un comentario absurdo o non sequitur. Beckett comienza Esperando a Godot cuando Estragon (Gogo) tiene el pie adolorido y se esta tratando de quitar las bota; aunque es esfuerzo es grande, no lo consigue. Frustrado le dice a Vladimir (Didi): “No hay nada que hacer al respecto” y Didi de responde: “Estoy empezando a llegar a la conclusión de que eso es verdad. Toda la vida he tratado de convencerme de ser razonable, me digo a mi mismo; Vladimir, no lo has intentado todo aún. Y sigo con la lucha”. Lo absurdo del diálogo, es la manera en que el autor transmite al lector lo absurdo de la vida en sí. Para Beckett el mundo se tambalea en su axis, y la gente que lo habita no siempre piensa de manera lógica o habla de manera sensible.
La obra original, En Attendant Godot, fue publicada por primera vez en 1952 en francés. Esperando a Godot es una tragicomedia de dos actos; durante los cuales dos vagabundos están esperando a Godot al principio de la obra, a la mitad de esta y al final también. Durante la espera los personajes confiesan apenas conocer a Godot, admiten que no lo reconocerían si lo viesen. Lo curioso es que Godot nunca llega, así que Vladimir y Estragon quedan envueltos en la absurdidad de siempre estarse moviendo pero nunca progresar.
Lo más interesante de esta obra es su simpleza a pesar de la gran complejidad política, psicológica, filosófica, bíblica, autobiográfica e incluso erótica. Es de esos libros que puedes leer para pasar el rato y reír un poco, o también existe la posibilidad de indagar en cada palabra para profundizar y encontrar la significancia de lo que verdaderamente es absurdo en esta vida: la humanidad.