El niño que se enamoró de la música clásica a los 11 años: Horacio Franco
Con talento nato para tocar, personalidad perseverante y la premisa de mejorar en todo momento, Horacio Franco deja ver, mediante una suerte de nodos conductores, eso que lo ha posicionado como una persona que demuestra ideales en todo momento y un flautista de excelencia. Magistral en una opinión casi generalizada de público y crítica. Profesión que decidió iniciar desde sus estudios en escuela secundaria.
Es interesante como Horacio ha estado al frente de una especie de fundación en distintos rubros, que tienen que ver con la academia enfocada al estudio de la flauta como instrumento. Para ello se le permitió estudiar en el conservatorio como solista con ensamble, para posteriormente fundar la carrera en estudios de flauta de pico dentro del mismo Conservatorio de Música.
“Lo que he obtenido ha sido gracias al fruto de mi esfuerzo y las becas que me he ganado siempre las he devengado”.
Quizás Antonio Vivaldi se encuentre dentro de los gustos predilectos para Horacio, debido a sus aportaciones en violín, pero además de su gusto por el clarinete. Además de ello fue solista al frente de una orquesta en vivo, lo que lo posiciona como uno de los mejores compositores del siglo XVIII según el propio artista.
Dentro del marco de Festival Internacional Cervantino 2019, Horacio Franco se presentó al lado del clavecinista Daniel Ortega García, además del organista José Suárez, quienes ofrecieron un concierto con obras del citado compositor publicadas originalmente en 1709 y escritas para violín, sonatas en Do Menor y bajo continuo, a lo cual suma que dichas interpretaciones desdoblan las capacidades interpretativas del músico en turno, a las que Horacio Franco insertó el sonido de flauta de forma natural.
Cobijados por uno de los espacios quizás más difíciles para generar un entorno acústico lo más propicio. El Templo de la Compañía de Jesús es un espacio cerrado pero de dimensiones suficientes para generar un eco pronunciado, principalmente para música de cuerdas. No así para los instrumentos de viento, por lo que la interpretación de Horacio Franco fue progresiva y culminó de la mejor forma.