Sobre la la calle de Corregidora, y algunas calles aledañas del Centro Histórico de la Ciudad de México, muy adentro en el rumbo de La Merced, se monta una especie de tianguis especializado en Niños Dios. En los puestos que conforman el pasaje callejero religioso, se encuentran los locales donde se venden y confeccionan los atuendos que lucirá el Niño Dios este año. Desde el zapatito, la calceta, el ropón de gala, la corona, la silla o la cera de campeche por si llegara a ocurrir un accidente, es lo que la gente adquiere en vísperas del día de la Candelaria.
“Llévese al niño del Cruz Azul para que le haga el milagrito, llévese al niño negrito y no le haga el feito”.
Gritan por los pasillos delimitados por lonas y cartulinas que presumen escaparates urbanos con los accesorios de tendencia para niños de todos tamaños y colores. Mayoreo y menudeo, todas las facilidades de pago para llegar listos al 2 de febrero. El chiste es no dejar morir la tradición.