Bad Bad Hats: la pequeña gran banda indie pop que no conoces aún

Bad Bad Hats: la pequeña gran banda indie pop que no conoces aún

“Love was growing teeth
You were spitting blood
Write it on your heart, dear
You were never mine”

"Write In Your Heart", Bad Bad Hats

Bad Bad Hats (Connor Davison, Kerry Alexander y Chris Hoge) Foto: Zoe Prinds-Flash

Bad Bad Hats (Connor Davison, Kerry Alexander y Chris Hoge) Foto: Zoe Prinds-Flash

El indie pop es esa intersección exquisita entre los ritmos pegajosos del mainstream y la textura y franqueza de los sonidos de cochera. Sirve perfecto para adornar películas hipsters, acompañar amoríos juveniles o simple, como banda sonora para caminatas de cielos lluviosos y asfaltos mojados. Agreguemos a la mezcla un toque de rock y una voz melódica y tenemos el género ideal para suspendernos en el agridulce y evocativo instante de un recuerdo que anhelamos, de un romance al que queremos volver o un deseo que debemos negar, pero siempre, con la suficiente luminiscencia para dejarnos suspirar un rato sin ponernos tristes. 

A eso suenan los Bad Bad Hats, como una receta deliciosa y espléndida de indie pop con espíritu de antaño. Un trío desenfrenado, inevitablemente simpático y diverso que llega desde Minneapolis, valiéndose de la estética sonora del género, pero con una voz propia y claramente discernible, no abrasiva, sino más bien acogedora.

La primera vez que los escuché recuerdo que estaba en medio del bullicio y aromas de La Docena en la Roma-Norte. Como una voz lejana, casi surreal, apenas discerní un canto de coros cuasi-celestiales y una guitarra escurridiza irremediablemente catchy que me atraparon por completo. Así que saqué Shazam, con la esperanza de no perder el beat que me llevaría a descubrir quiénes tocaban esa canción tan seductora, y así me encontré con “Psychic Reader”, tema que le da nombre también a su primer producción oficial del 2015, después de su primer EP It Hurts del 2013. Así se lo confesé a Kerry Alexander, vocalista, liricista y guitarrista de la banda, cuando charlé con ella a finales de mayo, a una semana de que anunciaran su nuevo material Lightning Round, próximo a estrenarse el 3 de agosto.

Kerry Alexander. Foto vía: The Current

Kerry Alexander. Foto vía: The Current

“¡Es genial que nuestra música estuviera sonando en un restaurante en México! Me alegra que nos hayas encontrado”, dijo Alexander con un dejo de alegría y sorpresa. “Siempre me asombra la forma en la que la gente nos descubre. Es increíble la manera en que la música se difunde mucho más rápido estos días”.

Desde el principio supe que “Psychic Reader” sería una canción que dejaría en replay. Además de su textura etérea y su impecable producción, lo que me atrapó fue su personalidad, un dejo sonoro claramente influenciado por una vibra nostálgica de otra era, pero a la vez, con el carácter de un sentimiento vigente y atemporal.

Bad Bad Hats de pronto suena como otras bandas del estilo. A veces con la cadencia de Peter Bjorn And John o la viveza de Belle & Sebastian; otras, con la reminiscencia de Death Cab for Cutie, el girlpower de Metric o hasta el pop amable de Semisonic. Sin embargo, sería injusto decir que no poseen, aún dentro de sus convenciones y guiños al pasado, una frescura irresistible. Y ya sé que decir que algo es “fresco” en la música es caer en cliché, pero no encuentro mejor término para definir la soltura y facilidad con la que la dulce voz de Kerry se cuela en los oídos, siempre con ese toque de atrevimiento y desenfado. Una chica que habla de cosas serias como si no se lo tomara tan en serio.

Bad Bad Hats en vivo. Foto: Sophie Sissi

Bad Bad Hats en vivo. Foto: Sophie Sissi

Cuando comparé la letra de “Psychic Reader” —que parece hablar de un amor destinado a ser y que merece la espera—, con la del primer sencillo de su nuevo álbum, “Write It In Your Heart”, que pareciera más bien melancólica y densa emocionalmente, le pregunté a Kerry cómo había sido la evolución de su último disco al nuevo, no sólo a nivel estilístico, sino también emotivo y temático.

“Creo que no fue algo que ocurriera de forma tan consciente cuando escribimos el nuevo álbum, pero sí creo que Lightning Round se siente un poco más emocional y melancólico que Psychic Reader. Aún así, pienso que una de las cosas que la gente nota en nuestras canciones es que la música es más expresiva y energética, mientras que las letras son más tristes que la música que las acompaña. Quizás en Lightning Round lo que sucede es que las melodías están alcanzado el ánimo de las letras, pero aún así creo que habrá un eco de esperanza y alegría en el sonido, aun cuando las canciones hablen de algo triste”, afirmó Alexander.

Kerry Alexander. Foto vía: The Current

Kerry Alexander. Foto vía: The Current

Cuando escuché su segunda producción por completo, me sorprendí de encontrarme con temas completamente distintos a la canción por la que los descubrí. La mayoría de su segundo disco está compuesto por melodías donde prevalece la guitarra acústica y una producción modesta, donde la voz aguda de Alexander es protagónica y pura, sin filtros ni intervenciones, alcanzando notas que rayan en la ensoñación y la tribulación, sin nunca parecer desesperada o despechada, aún cuando enuncia cosas como:

“Nunca dices que me amas, pero nunca me dejas combatirte,
No puedo sacarte de mi cabeza, así que compré este vestido para molestarte.
Lo usaré porque te odio, porque no sabes lo que tienes.
Y así lo usaré hasta tu casa y dejaré que me lo quites”.

O incluso, sentencias más severas como “quisiera arder como el petróleo que arde en el oceáno”. Su voz angelical y las cuerdas de la guitarra parecen convivir en un vaivén eterno y animoso.

Sin embargo, no todo es aflicción semi-amarga en su disco del 2015, que los catapultó al reconocimiento como banda emergente. Dos temas —además del titular— nos asaltan con júbilo y electricidad formidable; canciones que, me parece, cimentan y anuncian su irrevocable éxito y mérito en la escena del pop-rock alternativo.

“Shame” es sin duda el track más inesperado y galvánico de su segundo corte. Una oda pop-punk de gritos, guitarras eléctricas, incansable batería y uno que otro acorde desfasado adrede. La voz de Kerry empieza dulce como siempre, pero con un dejo seductor y cínico que enardece, para después dejarse ir entre sutiles gemidos y un “whoa!” catártico. 

El video es igualmente explosivo y visualmente apabullante. Con un aire lo-fi y amateur, su simpleza sólo engrandece su originalidad. En una apropiación sin precedente de las icónicas y nefastas imágenes de “mujeres felices comiendo ensaladas”, una Kerry de sonrisa perpetua y exagerada deambula por el paisaje citadino de Minneapolis, en medio de lo que parece ser un romance satírico entre ella y un bol con lechuga y zanahorias. ¡Excelso!

En el espectro contrario, se encuentra el extraordinario opener del álbum, “Midway”, el tema más popero de todo el disco, que empieza con una melodía templada antes de detonar en un estribillo adictivo, bailable y estentóreo, con aplausos incluidos, y un racimo de acordes sintéticos a cargo de la guitarra de Alexander, que no sé por qué no se ha filtrado todavía en algún comercial de Apple.

Hablé con Kerry acerca de la creatividad detrás de sus videos, a propósito del formidable caleidoscopio de luces y colores que es “Midway” y la locura conceptual de “Shame”, y le pregunté si podíamos esperar algo igualmente excitante para algún tema de su segundo álbum largo.

“Hay una canción en el disco que se llama ‘Nothing Gets Me High’ y estamos trabajando en un video que creo que tendrá un ligero parecido con el video de ‘Midway’. Acabamos de filmarlo, pero básicamente, ¿has escuchado de los sintetizadores modulares?”, me preguntó, a lo que por supuesto respondí que no. “Bueno, yo tampoco, hasta que hace poco comenzamos a clavarnos mucho con ellos. Esencialmente, de lo que se trata es que puedes correr un rodaje de video como audio a través de una máquina y generar distintos colores y manipular la imagen de cierto modo, así que hicimos un poco de eso”.

“Muy en sintonía con el título de la canción, ¿cierto?” pregunté descaradamente.

Kerry río antes de contestar: “¡Sí, exacto! Justo lo que queríamos hacer, un pequeño guiño al respecto”.

Su más reciente lanzamiento y segundo tema liberado de Lightning Round, “Talk With Your Hands”, me devolvió de inmediato a la personalidad luminosa y divertida de “Midway”: una melodía que comienza sumisa y reflexiva con un riff acústico de guitarra y un poco de sonoridad artificial, antes de desatarse en un coro completamente noventero y lleno de potencia, aún cuando la letra habla de olvidos y ardientes solicitudes por dejarse a uno mismo en favor del regreso de un amante pasado.

“El sonido más dulce al cual volver,
dime, después de todo, 
que me amas otra vez”.

Platicar con Kerry fue como hablar por teléfono con una amiga que se fue a vivir a Minnesota para perseguir su sueño de dedicarse a la música. Su sencillez y simpatía son tan cautivadores como su música. Y así son Bad Bad Hats. Un trío de rockstars —se suman Chris Hoge y Connor Davison— que se sienten como tus compañeros de prepa que comenzaron en Bandcamp y ahora los ves de gira por Norteamérica, tocando con Hippo Campus y Third Eye Blind. Lástima que habrá que esperar un rato para que vengan a México. Pero como dice Alexander en “Psychic Reader”: 

“Estoy destinada para ti,
así que puedo ser paciente”.


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