Un misterioso fenómeno sucede solo en el rostro humano supone un milagro que algo tan pequeño pueda ser tan significativo. Es verdad que no somos el único animal que llora pero definitivamente tenemos una forma indiscutiblemente distinta de llorar.
La lágrima solitaria. El llanto, el sollozo, el cantaro, el chillar, el llorar, etcétera, etcétera.
Tenemos todo un repertorio de nombres para el mismo acto pero curiosamente cada uno tiene su forma y su razón. Quizá no haya un arte como el cine que pueda explorar el mundo de las lágrimas de manera tan personal.