A unos días de que se cumpla un año de que la emergencia sanitaria nos obligara a encerrarnos en nuestras casas arranca una nueva edición del Festival de cine de Berlín.
Primer encuentro fílmico de relevancia del calendario en suelo europeo, y famoso por su vocación política y su tradición de más de siete décadas, la Berlinale es sin duda una muestra más de cómo el cine sigue reinventándose hoy en medio de tiempos convulsos.
Así, tal y como lo hicieron en su momento festivales nacionales como Los Cabos, Ambulante, DocsMX, Guanajuato o Morelia y eventos globales como Toronto, Sundance y Tribeca, Berlín apuesta por un modelo que privilegia la esfera de lo virtual y digital tratando de no renunciar, al menos por ahora, a lo presencial para su edición número 71.
Muestra de ello son las actividades de industria y prensa que arrancan el primero de marzo a través de plataformas en línea y que tendrán lugar guardando la sana distancia y todos los protocolos de seguridad.
A estas actividades se sumarán, si las condiciones de la pandemia global lo permiten, una serie de proyecciones y eventos presenciales en la capital alemana durante el verano.