La espera por fin llegó a su fin. The Who, el pilar de la invasión británica que faltaba por presentarse en México, por fin le cumplió su deuda al público mexicano.
En un año que ha brindado tan memorables conciertos en la capital mexicana, ¿Porque resultaba tan significativa la presentación de los oriundos de Londres? Justo por tratarse de su debut, uno que tardó mucho en llegar a México: no pudimos presenciar Quadrophenia o Tommy en su totalidad, no nos tocó verlos destruir todo en el escenario, e inclusive sólo pudimos ver a dos de los miembros fundadores de la banda: Roger Daltrey y Pete Townshend.
Justamente en eso recayó la magia del concierto: En que diferentes generaciones pudieron presenciar a la banda que le dio al rock su actitud, sin importar si ya los conocían o habían nacido cuando la banda se separó hace más de 30 años. Estuvieron frente a uno de los mejores guitarristas en la historia como lo es Townshend, y uno de los frontman que más escuela han dejado frente el micrófono en la persona de Daltrey, sin dejar de mencionar la alineación de lujo con la que se acompañan: Simon Townshend, hermano de Pete, en la segunda guitarra; Pino Palladino, "el único digno de reemplazar al fallecido John Entwistle", en el bajo; y Zack Starkey (Si, el hijo de Ringo Starr) en la batería.
El playlist, sumamente similar a lo que tocaron en el primer fin de semana del Desert Trip, se desprendió en su totalidad de The Who Hits 50! (2014, Polydor Records), un compilado de sus sencillos en el Reino Unido con el celebraron 50 años de carrera. Desde los primeros acordes de “I Can’t Explain”, la emoción tanto de la banda como de la audiencia fue imposible de contener, y con cada canción que pasaba los ánimos no se calmaban, y no lo harían durante toda la presentación. Aquí no hubo espacio para discursos, la música fue la protagonista, y un claro ejemplo de ello fue la dupla de “The Rock” y “Love Reign O’er Me”, aquel perfecto cierre del Quadrophenia (1973, Track Records) en el que, por 12 minutos, lo único que importa es el virtuosismo de la obra de Pete Townshend.
Cuando parecía que la combinación de “Baba O’Riley” y “Won’t Get Fooled Again” pondría punto final a la velada, un pequeño encore con “Substitute” incluida sería el perfecto final. The Who sólo necesitó 23 canciones para darle a sus fanáticos mexicanos una velada que no olvidarán y con la que podrán decir “Yo estuve ahí, el día que México recibió a la mejor banda en vivo de la historia”.