Por @AlanisMoon Fotos por Luis Calleja

Algunos cuentan la historia de dos niños. Uno con el carisma para conquistar al mundo. El otro, aunque introspectivo, poseía un ingenio inusual. En algún universo paralelo, los dos niños nunca cruzaron palabras. Claro, polos opuestos. ¿Cuándo alguien con el potencial para ser el más popular del colegio se junta con un nerd? Por fortuna, nosotros no vivimos ahí. Por el contrario, nosotros conocemos el cuento. Conocemos a los protagonistas. Conocemos las canciones. Y el 15 de octubre del 2015, una vez más, Blur estaba a punto de salir a escena en México.

Relaciones curiosas las de algunas bandas con el público mexicano. He escuchado voces que dicen que la audiencia mexicana es mediocre. Que celebra lo que sea; bueno o malo. Y puede que muchas veces tengan razón; pero también creo que tiene que ver con la misma cultura estridente que nos caracteriza. Una calidez apabullante que, cuando miles de personas se congregan en un espacio como el Palacio de los Deportes, realmente conmueven hasta al más estoico.

Blur se sabe amado y se deja querer. Porque la verdad es que The Magic Whip es tan sólo un pretexto para salir de gira a tumbar oídos. Claro que se celebran grandes temas como "Lonesome Street", "Ong Ong", "Thought I Was a Spaceman" (con tres bolas disco reflejando destellos a todo el recinto) o la apertura con "Go Out, pero aquello que realmente queremos ver todos, es el salto característico de Damon —medio encorvado y con las dos piernas en el aire en ángulos contrarios— mientras vocifera un "Aaaaaall the people, so manyyyyy people..." junto a nuestras gargantas. Hay bandas que no tocan su más grande éxito en su afán por no ser recordados por una canción. Los grandes no escatiman en éxitos. Saben que esos 2:01 minutos de "Song 2" son irremplazables, que los coros en "Tender" conmueven hasta el alma, y que tienen que hacer bailar a la Cajita de leche con "Coffee & TV".

Si ese miércoles 14 de octubre leíste los periódicos, es probable que todos hubieran vaticinado que a la mañana siguiente, tendrías tu día de suerte. Los niños ya no son niños, pero viste a los adultos hacer lo que mejor saben sobre el escenario. Y así, tras una dosis necesaria de nostalgia junto a Blur, dejaste ir lo que tenías que dejar ir y saliste al aire frío de la Ciudad de México, sabiendo que realmente, realmente, realmente, uno de los mejores conciertos del año había pasado.

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