Tu lectura de la semana: De la Tierra a la Luna
Por: Félix Cerda
Sin duda, uno de los libros que todos los amantes de la ciencia ficción debemos conocer. De la Tierra a la Luna nos envuelve con su sagaz narración y desmedido conocimiento. Julio Verne, adelantado a su época, no sólo por sus expectativas del porvenir de la ciencia, el arte y la industria, sino por ser un gran escritor que entendió a un nivel superior las ciencias. Utilizando el saber, nos dicta párrafo por párrafo la secuencia lógica que debía cumplir un viaje que llegaría casi un siglo después a las voces de la humanidad.
Esta es la historia del Apolo XI, cien años antes de su triunfal llegada a la Luna. También narra las adversidades con que se fueron encontrando principalmente dos miembros del llamado “Gun-Club” que había perdido el rumbo conforme la guerra de Secesión terminaba en los Estados Unidos de América. Estos personajes, Barbicane y Maston, se envuelven en una idea que hasta la fecha nos pondría los pelos de punta, planteando la gran y a veces esotérica pregunta: ¿y si lanzamos una bala de cañón a la Luna?
Pero no se desmotiven, lectoras y lectores, pues la pregunta no termina con un cañón y una bola de metal que viajará a 38 mil 700 kilómetros por hora, este relato se aventura aún más, gracias a un nuevo personaje singular: Ardan, que hace una entrada triunfal con la proposición que todos estábamos esperando: “Remplazad proyectil esférico por cilindro cónico. Partiré dentro”. Inevitable no conmoverse al leer de nuevo estas célebres palabras, pues afortunadamente hemos vivido en el punto de la historia perfecto en el que todos sabemos que a partir del 20 de julio del año 1969 de La Tierra a la Luna pierde la cualidad de novela de ciencia ficción y se convierte en un verdadero presagio.
Los libros de este género siempre logran sorprender a nuestra mente de formas que nunca habíamos pensado, nos traen recuerdos y logran hacer que nos identifiquemos con las más profundas emociones que viven los personajes, pero sin lugar a dudas Julio Verne y sus historias llegan a sitios ocultos que ningún otro escritor ha obtenido en mí, por eso no permitan que como lectores de mente feraz, esta reseña los satisfaga, coloquen sus zapatillas y caminen al quiosco de revistas más cercano que encuentren por su paso, pues en ellos, por sorprendente que nos pueda parecer, se encuentran siempre aguardando un puñado de asombrosas historias que puedo asegurar, entre ellas se encuentra De la Tierra a la Luna pacientemente deseando cautivarlos como lo hizo conmigo, quien sabe, quizá muy pronto ustedes puedan ser los siguientes viajeros interplanetarios que aclamen las multitudes y compongan los anales de la ciencia con sus apoteósicas historias.
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