Después de trabajar a las órdenes de los directores más importantes del mundo, entre los que se pueden mencionar nombres como Luc Beson, Terence Malick, Darren Aronofsky, Wong Kar Wai o Wes Anderson, Natalie Portman se lanza al ruedo como realizadora con una ópera prima que fascina e impresiona al mismo tiempo.Lejos de apostar por un proyecto sencillo o seguro la debutante en la dirección nacida en Jerusalem se arriesga adaptando la novela autobiográfica de Amos Oz Una historia de amor y obscuridad. Para los detractores de la famosa intérprete el resultado se antoja sorprendente. La cinta es un sólido melodrama histórico sobre el final del mandato británico en Palestina y demuestra que a Portman le sobra el talento para ponerse detrás de la cámara después de años de deslumbrarnos frente a ella. Además de bien filmada, su ópera prima resulta conmovedora y entrañable y es una muestra más de que belleza e inteligencia no son incompatibles. En días difíciles en que las mujeres levantan la voz y nos recuerdan, desde una posición menos favorecida que también se puede participar en política y encabezar movimientos sociales, una voz como la de Portman resulta refrescante y esperanzadora. Una visión que nos recuerda que desde el cine también se puede tomar una posición, hacer un comentario social y poner temas en la agenda, Una historia de amor y obscuridad se estrena en nuestro país en el marco de la décimo cuarta edición del Festival internacional de cine judío en México y tendrá proyecciones en Cineteca Nacional y en varios complejos de Cinépolis. Para conocer más detalles en la siguiente liga se puede consultar la programación completa del festival http://ficj.org @elmoremoreno