Ella, Hollie Cook
Entendamos al reggae como un pulpo que extiende sus tentáculos, atrapa naturalmente. Ahora a la inversa; la gente va al reggae, acude a él, y no se habla sólo de público sino de incipientes productores, o cantantes amateur. El fenómeno social en el roots como en la música manifiesta síntomas del contexto de donde emerge. Por ejemplo, ingleses que de alguna forma adoptaron sonidos provenientes de lo que alguna vez llamaron indias occidentales, aunque también aportaron intuitiva e indirectamente a dicha “subcultura”.
Dicen que el reggae fue la subversión del espíritu de los “rockers” jamaiquinos sobre el rocksteady, aunque fiel a la vida el ghetto siempre lo denunciaron. Hablar del sonido emergido en Jamaica y que ha inmaculado un choncho abanico de corrientes sonoras, quizás es irrelevante cuando detrás existen más de 40 años narrados en forma de melodías.
La línea del tiempo en la música jamaiquina que no se difumina, persiste y amalgama nuevas formas sin que ello implique incurrir monótonamente en los ritmos de Abyssinians, por ejemplo. Hollie Cook encarna un fresco devenir, y también se encuentra en un punto de enunciación que quizás solo ella pueda explicar, dada su sensibilidad musical y contextual. Quizás eso sea un punto menos visible y (audible) aunque igualmente enriquecedor, por ello vale la pena mirarla, escucharla.
Un par de noches en la Ciudad de México para mostrar material en directo de su último disco Vessel of Love, cuya portada diseñada por Robin Heisenberg, sintetiza un estado de conciencia transitoria y fantástica. El nombre de sus piezas también lo refieren; “Lunar Adiction” “Ghostly Fading”, y su sonido lo hace aún más. Por momentos etéreos, sobrellevados con ecos, dulces ecos cuando Hollie Cook canta y zozobra la estela del delay.
Los mexicanos de Malamar “telonearon” minutos antes, impregnaron de energía con su sonido de síncopa, roots que llevó a buen puerto las sensaciones. Es la segunda ocasión que Hollie Cook pisa México, la primera dentro de Las Estacas afirmaba que este lado del continente le va bien. En esta ocasión se le vio igualmente emocionada, su noble sonrisa lo dejó ver, su baile sobre el escenario, aunque también sus lágrimas que derramó por escasos segundos, y sus palabras como sinónimo de incontinencia expresiva.
Sus músicos también lo sintieron, la música y sus secuelas funcionan bajo inoculación. El perímetro de aquel apretujado Foro Indie Rocks, se vio rebasado. Caras conocidas dentro del impetuoso circuito reggae-dub local; Maky Macrönz e Indra Omega del “Female Power Sound”, crew que persiste en la cultura del Sistema de Sonido hecho por mujeres, tronaron algunos tracks de steppa, fraseos ragga y secuencias digitalizadas.
En primera instancia decir 10 de mayo no suena del todo atractivo para una noche de concierto, por lo menos en México. En esta ocasión Hollie Cook lo convocó junto a su vestido ámbar, sus rulos aprisionados bajo su coleta, su sonrisa, su persona, su sensibilidad para el reggae, su último disco, sus primeras rolas. Ella, Hollie Cook.
Para más información de David Ovando, puedes encontrarlo en su Twitter: @Ovandoous
Fotos de Susana Fuentes, a quien puedes encontrar en Twitter como @Susigarro23