Simone Biles: La nueva agenda mental del deporte
Por: Omar García Cosío
La mentalidad de los atletas, como otras aristas en el deporte-espectáculo, ha cambiado la agenda. Se pasó del argot de la mercadotecnia que construye dioses, cuyo culto se sigue a través de las pantallas, a que los y las propias deportistas alcen la voz y establezcan distancia entre el personaje y el ser humano, entre la perfección y la salud mental.
Con el retiro de Simone Biles de la competencia por equipos y la confirmación de que no estará en las finales individuales para centrarse en su salud mental, se terminó por establecer este nuevo discurso que puso hace unos meses la tenista Naomi Osaka en Roland Garros, quien se retiró del Abierto de Francia por la misma razón.
Biles irónicamente cimentó uno de sus legados más importantes sin subir a los aparatos, ya que rompió el arquetipo sobrehumano de una figura de su calibre, equiparable a nombres como Nadia Comanecci, Michael Phelps o Usain Bolt. En el instante donde los ojos estaban colocados sobre ella al nivel de ser llamada “la reina de los Juegos Olímpicos” decidió enfrentar a “los demonios” como declaró tras hacer pública su decisión.
“La salud mental es primero porque si no lo vuelves prioridad no disfrutarás el deporte y no vas a tener el éxito como quieres. Así que está bien no participar en las competencias más fuertes porque eso demuestra lo fuerte que eres como competidora en lugar de simplemente luchar contra ello”, dijo Biles en conferencia de prensa, tras la consecución de la medalla de plata por equipos en gimnasia.
Eduardo Galeano puso al deporte cómo la “fiesta del cuerpo que lo juega y de los ojos que lo miran”. Sin embargo, en algunos escenarios el carácter lúdico, inherente a cualquier manifestación de este tipo, pasa a segundo plano, rompiendo su objetivo inicial: “Sólo quería salir y divertirme, pero una vez que salí de aquí pensé que la mente no estaba allí”, dijo la cuatro veces campeona olímpica.
Además, el escenario sale a relucir en uno de los contextos más complicados para la humanidad: “Han sido unos Juegos realmente con estrés. No tener audiencia, así como otras variables. Fue un largo proceso olímpico, un año muy largo. Son muchos elementos. Creo que estamos demasiado estresadas. Deberíamos estar divirtiéndonos y es lo que menos estamos haciendo”.
Simone Biles no dejará la huella de su salto triple bajo el escenario de Tokio 2020, pero estableció un precedente que termina con los “dioses” del Olimpo y abre el espacio para seres humanos que se pueden maravillar igual, más cuando se enfrentan a los ojos del mundo en su deporte o a su presión interior.
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