¿Se acentúa una nueva Guerra Fría?
Los símbolos invaden y estructuran la esfera política, no en balde forman parte de un sistema que muy pocos pueden ver e interpretar y que, sin embargo, existen y nos señalan el camino que tomarán las decisiones de los líderes que pertenecen a esta elite.
Las declaraciones de Donald Trump contra China, responsabilizándola de la creación del nuevo virus SARS-CoV-2, han elevado las tensiones entre ambos países, poniéndolas al borde de una Nueva Guerra Fría. A esto, se debe sumar la guerra comercial que ha emprendido Trump contra el gigante asiático, como lo es el caso de Huawei. Todo ello nos hace especular que estamos ante una nueva escalada de la llamada “Nueva Guerra Fría” o “Guerra Fría 2.0”, la cual se daría en el campo de la tecnología y los actores principales serían ambas potencia.
El economista norteamericano Jeffrey Sachs, en una entrevista que le concedió a la BBC de Londres, menciona que Estados Unidos está utilizando a la pandemia de COVID-19 para atizar esta nueva Guerra Fría. Jeffrey Sachs cuestiona si la estrategia de la contención que utilizó Estados Unidos contra la Unión Soviética, también le servirá en esta ocasión:
“EE.UU. tiene mucho poder a través del dólar y de los sistemas de armas. Diría que estas son las dos fuentes reales de poder de EE.UU., pero son muy poderosas. Digo todo esto porque el propósito de EE.UU. en este momento es usar incluso esta crisis para crear una nueva Guerra Fría intencionalmente, no por accidente, por destino o por resignación a la realidad, sino por intención. Porque China se estaba volviendo demasiado poderosa a los ojos de estos nacionalistas y neoconservadores. Entonces estamos probando de nuevo el libro de juegos de 1947: como contuvimos a la Unión Soviética vamos a contener a China. Lo encuentro peligroso y ridículo, pero especialmente peligroso”.
Ninguna súper potencia es eterna; el Imperio Romano y el Imperio Inglés son un claro ejemplo de ello. El rápido colapso de la Unión Soviética en las postrimerías del siglo pasado es el referente más cercano que tenemos de esa fugacidad del poderío que puede llegar a tener una potencia.
A estas alturas del siglo XXI, parece ser que Estados Unidos está en retirada. Cabe preguntar, ¿la falta de ayuda a países emergentes en la presente epidemia de COVID-19 se podría interpretar como un mensaje simbólico de esta decadencia? ¿Y Pekín llenando el vacío que deja Norteamérica, se debe interpretar como símbolo del ascenso chino como el nuevo titiritero?
(Véase también: Estados Unidos cede a China el liderazgo ante Covid-19)
Sin embargo, con la pandemia de COVID-19 y los problemas económicos que se profundizarán en los próximos meses, no conviene sumar un enfrentamiento entre dos grandes súper potencias. Para ello, Jeffrey Sachs antepone la cooperación:
“Hay un principio general en las crisis económicas globales: sin cooperación, una crisis como esta puede crear una sombra de depresión muy larga. Y una idea que considero creíble es que la profundidad de la Gran Depresión en sí misma fue un reflejo de la falta de liderazgo global en la década de 1930.
Gran Bretaña era demasiado débil para liderar, EE.UU. no estaba interesado en liderar, Weimar estaba en retiro, Hitler llegó al poder en enero de 1933 y la Gran Depresión se profundizó porque no hubo cooperación. (…) Muchas cosas que enfatizo, en especial cómo la tecnología y la convergencia pueden ayudar a los países a desarrollarse, están sucediendo durante esta crisis.
Tenemos ejemplos frente a nosotros de cómo resolver este problema. Y el lado más prometedor del mundo son los 15 países de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP por sus siglas en inglés). Eso es Japón, China, Corea, los 10 países de la ASEAN, Australia y Nueva Zelanda. Ese grupo de países suman alrededor de 2.000 millones de personas.
Y si nos fijamos en los 15 países, creo que todos ellos con la posible excepción de Indonesia tienen la epidemia al menos bajo control provisional en este momento. Eso es increíble. (...) Sólo diré que hay 2.000 millones de personas de los 7.700 millones que están en el camino correcto. Si aprendemos de ellos, los emulamos, nos asociamos, cooperamos con ellos, haremos el trabajo sin una Gran Depresión. Ese es el optimismo”.
Es necesario mencionar que una escalada entre China y Estados Unidos no beneficiaría a nadie, no habría ganadores, únicamente perdedores y los más afectados serían los mismos de siempre: los grupos sociales más vulnerables.