Por: Daniela Herrera (@ddherrera18)
Existen obras animadas capaces de transmitir más emociones al espectador que un filme con actores de carne y hueso. The Wind Rises, un ejemplo de lo anterior, es una película de animación japonesa dirigida por Hayao Miyazaki, director de Spirited Away, Ponyo y My Neighbor Totoro, y considerado como uno de los artistas de animación más talentosos de la actualidad. Con este filme, Miyazaki ha anunciado su retiro del mundo de la dirección, por lo que esta es su última obra y su despedida.
La película trata acerca de la vida de un ingeniero aeronáutico, desde sus sueños de niñez (en los que aspira a convertirse en piloto) hasta su vida adulta, en la cual se dedica a diseñar aviones de guerra. The Wind Rises está ambientada en Japón a principios del siglo XX, que enfrenta un conflicto armado (la Guerra del Pacífico), un devastador terremoto (Kanto) y las secuelas de la Gran Depresión en la sociedad japonesa. Por ser un filme basado en hechos históricos, puede resultar en ciertos momentos poco digerible (sobre todo para público infantil) y de avance lento; sin embargo, esto se compensa por la riqueza de su argumento, que narra de manera entrelazada un romance, la modernización de la aeronáutica y la historia de un país.
El aspecto más alabado de esta obra de Miyazaki es, por supuesto, el estético y visual. La película está compuesta por escenas complejas, con muchos personajes y gran cantidad de acciones sucediendo en pantalla en una sola toma. Es una historia basada en una mezcla de sueños y realidad, diferenciadas por colores, que son más vibrantes cuando se trata de representaciones oníricas y se vuelven opacos cuando se representa el mundo real. Es por medio de los sueños del protagonista que se puede llegar a conocerlo a fondo, comprendiendo también la complejidad del trasfondo de esta película.
La música, mayoritariamente melodías de piano, corrió a cargo de Joe Hisaishi (quien colaboró con Miyazaki en obras anteriores como Princess Mononoke), y en combinación con las imágenes, da a esta obra una calidad artística muy disfrutable. El impacto audiovisual de esta película se debe principalmente a los escenarios, que tienen la belleza de una pintura en acuarela; y a la música, cargada de romanticismo y melancolía.
The Wind Rises es una película que logra enchinar la piel del espectador, cuyos personajes reflejan madurez y tantas emociones como una persona real, transmitiendo su enfoque dramático con una maestría poco vista incluso en filmes no animados. Miyazaki se despide de sus seguidores con una obra muy completa (que a lo largo de sus más de 2 horas de duración), nos transfiere al Japón de los años 20 y envuelve en la visión de su director.