[RESEÑA] Bailar en la Cueva - Jorge Drexler

Por @ElRoyMT ¿Será la idea de juntarnos a bailar en grupo eternamente nueva? Jorge Drexler así lo cree. En su último disco, Bailar en la Cueva (2014, Warner Music) el compositor y poeta uruguayo se dio a la tarea de recopilar, en once canciones, un sonido completamente latino que incita al baile y al calor que éste produce. Es un giro nuevo en su carrera, que antes lo ha llevado a transitar los caminos de la trova y la música uruguaya. No se reinventa como artista, así como tampoco reinventa el estilo latino en el que sumerge sus composiciones. Sin embargo, hay una frescura, un sazón que nos hace ojitos desde la pista y, cuando accedemos, sentimos que es la primera vez que escuchamos música latina.

Al inicio del disco está la voz de Drexler, quien canta —con ese tono agudo y meloso que lo caracteriza— sobre la idea de que el humano se ha reunido a bailar desde el inicio de los tiempos, y cómo ese ritual realmente no ha cambiado hasta nuestros días. Todo esto acompañado de una samba que a veces es afrobeat, y la voz de Lily de Bomba Estéreo. ¡Ah! ¡He ahí el truco! El truco se llama Mario Galeano, productor colombiano conocido por fundar Frente Cumbiero, y quien se encargó de producir de este disco.

Si la cosa no se siente tan movida en la primera canción, la segunda, “Bolivia”, es un gancho particular. Es como el canto de una flauta para los sentidos de una serpiente, el trance es inminente, y sensual. Algo más enganchador aún, es la breve participación de nadie más y nadie menos que Caetano Veloso, quien canta en español. Escalofríos. Galeano logra un sonido que no le hemos oído a Drexler anteriormente. Hay una combinación de instrumentos que van desde un bajo de sintetizador, hasta una gaita colombiana, que le dan sentido a ese ritmo de medio oriente, ese ritmo para menear la cadera.

La cosa se mantiene jocosa en los temas “Data Data”, y “Luna de Rasquí”. El primero rescata un sonido niuyoriquan de los setenta, aunado a un sintetizador y sublimes arreglos en los metales, mientras que el segundo nos transporta al caribe Colombiano, con un alegre vallenato sazonado con colores y sabores de calypso –género enaltecido por la breve aparición vocal de Walter Ferguson al final de la canción.

bailar

Pero lo importante es la lista de colaboraciones que continúa con el primer sencillo, “Universos Paralelos”, un tema agridulce que expresa la extraña felicidad que produce seguir tus impulsos. Hay un color nostálgico dibujado con poesía, y –—por supuesto— Ana Tijoux en el flow. Si no fuera suficiente, hay un respiro hacia la segunda mitad del disco, en donde se reemplazan las percusiones por un ensamble de metales llevando una marcha, que a momentos te hace pensar en el istmo de Tehuantepec. Realmente es el trabajo del puertorriqueño Eduardo Cabra (visitante Calle 13) quien le da este giro a la estética afro caribeña que se venía trabajando.

Pasando más allá de las colaboraciones de grandes nombres, llegan dos canciones a cargo de un genio de la guitarra y de los sintetizadores: Eblis Alvarez –guitarrista de Frente Cumbiero, Los Pirañas, y líder de Meridian Brothers. Si se preguntan por qué “La Plegaría del Paparazzo” los hace entrar en un trance ameno, es por las secuencias, guitarras, y voces percusivas que arregla éste colombiano. Pero más amena e interesante es su colaboración en “El Triangulo de las Bermudas”. La guitarra es simple y efectiva. Es el tema perfecto para cerrar el viaje rítmico. Un último baile antes del epílogo, o tema final, “Organdí”: hay una aglomeración de guitarras rasgueadas y melodiosas que sirven de un tapete texturizado para la romántica voz de Jorge, quien tristemente parece despedirse del día, el cual estuvo lleno de movimiento. Ahora solo resta mirar el mar.

Bailar en la Cueva es una punta del iceberg sonoro latinoamericano de hoy. Todo lo que sucede en Colombia, Brasil, Chile, Puerto Rico, Uruguay, Panamá, etc. convergen, en esencia, en las nuevas composiciones de Drexler. Todo esto, claro, con su sello. “Estoy muy orgulloso de haber dejado de mirar desde a lado de la pista de baile y de haber tomado la mano de la bailarina” dijo el cantante en entrevista. La decisión de éste músico es importantísima, ya que refleja un continente, cuya música late, cuya música es de todos nosotros. Esa música está ahí para usarse, desmenuzarse, y sobre todo, esta ahí para que gocemos, para que sigamos bailando eternamente.

 

http://youtu.be/PCeRWYvvPtg

 

 

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