La desolación agridulce: ¿Quién te cantará?
Desde que uno lee el título de ¿Quién te cantará? hay una apelación nostálgica obvia: Mocedades. Así como la canción del legendario grupo coral español, la última película de Carlos Vermut tiene una sencilla y melancólica aura, de irresolución, de estar profundamente conmovido pero al mismo tiempo —como suele suceder con Vermut— de tener el alma violentamente estrujada.
Pero tampoco (al igual que con la canción de Mocedades) hay que confundirse, ¿Quién te cantará? es una película de amor. Para Vermut esto tal vez no abarca el amor romántico o de pareja, sino los complicados vínculos que uno tiene entre la admiración, la devoción y el cariño.
¿Quién te cantará? tiene demasiados y rotundos aciertos. En un inicio habría que mencionar las actuaciones. Eva Llorach interpreta a Violeta, respetuosa pero íntima admiradora de Lila (estelarizada por Najwa Nimri), famosa cantante a punto de regresar a los escenarios tras 10 años de silencio. Cuando Lila pierde la memoria, y olvida hasta cómo ser ella, Violeta es contratada para ayudarla a recordar. Es imposible determinar cuál de ellas hace un mejor papel, pues ambas cuentan con un poder de actuación maravilloso. Despojado de histrionismo, el enigma silencioso que recorre a ambas es palpable en sus ademanes, gestos y relaciones. Entre las dos se forma un profundo vínculo más que notable.
Quizá la dinámica entre estos dos personajes es el corazón del largometraje, esta relación palpita vida y se torna en el núcleo emocional de la película. Talada de un árbol parecido al de Persona, clásico de Bergman, Violeta y Lila recorren un vínculo laxo de cinismo y oscuridad, el objetivo es la mutua ayuda: Violeta y Lila dependen de su espontáneo y recíproco apoyo. El guión está construido con muchas convenciones pero ninguna llevada al kitsch, pues no sólo se busca generar afectividad por ellas, sino también misterio. Cada personaje tiene un demonio insondable y poderoso, el cual sirve de apoyo y estorbo, pero termina haciendo de este largometraje una explosiva gama de emociones entre la desolación y la empatía. Los personajes sólo son tan interesantes como las diversas complicaciones que los atraviesan, así como las emociones tan paradójicas que deben sentir.
Esa es otra gran fortaleza de ¿Quién te cantará?, la película está construida con maestría para no apegarse a ningún convencionalismo o género. Hay muchos rasgos atisbados (melodrama principalmente, un poco de thriller, algo de película sobre el estrellato), pero realmente ninguno es anclaje definitivo. El inicio de la película es conmovedor y hasta bello, mientras que el camino a la conclusión es corrosivo y amargo. Aunque esto puede sonar como una receta para desastre, Vermut tiene una maestría de tono cinematográfico, donde más bien no apegarse a nada es un poder.
Finalmente, ¿Quién te cantará? es un trabajo visceral. En un santiamén, Vermut pasa de hacer una película sobre conexiones y una amistad inusitada, a una película sobre el profundo dolor, sobre las ambiciones rotas y verdades a medias, todo con un rigor formal impresionante (este director es conocido por casi no mover en absoluto la cámara, y rumbo al final hay una toma larga con un ligero zoom que hunde el pecho como pocas cosas logran hacerlo). Visualmente hermosa, grabada con una calma ruidosa y tétrica, ¿Quién te cantará? es de las películas más contradictorias, conmovedoras y estresantes que podrán ver en 2018.