Por Jorge Alberto Ceja Morán @Cejamoran A principio de este año apareció una nueva palabra en el idioma italiano: petaloso. Todo comenzó en la provincia de Ferrara, en el colegio Marchesi de Copparo, cuando la maestra Margherita encontró un bello error en el examen del pequeño Matteo. El alumno de tercer grado usaba la palabra petaloso para describir una flor llena de pétalos. Ante el invento de Matteo, la maestra le puso tache y lo alentó a que mandara una carta a la Accademia Della Crusca -el instituto nacional para la salvaguarda del italiano- pidiendo que aceptaran el uso de la palabra que acababa de inventar. Días después, la maestra estaba leyendo frente a sus alumnos la respuesta de la Accademia en la que felicitaban a Matteo por su creación y le explicaban que petaloso es una palabra que sí puede entrar en el idioma italiano, sólo faltaba que más personas comenzaran a utilizarla.
Sin duda, este es un gran ejemplo para describir la importancia que tienen los maestros en la vida de los alumnos. Ellos tienen la capacidad de ver un acierto donde existe un error. Cuentan con la facultad de descubrir o desarrollar un talento en un niño que se levanta de su cama para ir a sentarse en una banca frente a un pizarrón.
Estoy seguro que en México existen muchos profesores como Margherita que alientan a sus alumnos a cambiar las cosas. Me gusta pensar que ahora mismo hay un maestro en su aula organizando un debate para escuchar la opinión de los estudiantes sobre los temas complicados por los que atraviesa este país; que se interese por lo que piensan, lo que sienten, lo que les gusta y les molesta. Ojalá exista alguien que por un día decida darle la espalda a las materias curriculares para recordarles a esas jóvenes mentes que afuera del salón de clases, existe un país con muchas heridas que necesita de su ayuda para poder mejorar y superar errores que venimos arrastrando desde hace mucho tiempo. Confío en que hay quienes a diario encuentran un acierto en el error. Todos esos maestros se merecen un petaloso.