Hay parcelas de tiempo que parecieran alargarse o comprimirse según el ánimo en que nos encontremos.
Si usted es pambolero, recordará lo poco que dura el mes en el que se lleva a cabo el Mundial de futbol, o más aún, cuánto dura el tiempo de compensación cuando su equipo está cayendo. Otro ejemplo cercano y posiblemente uno de los más tediosos del alargamiento del tiempo lo estamos viviendo actualmente y se llama campaña electoral.
Si usted es un ciudadano comprometido con la noticia, que lee el periódico, que escucha el radio –o simplemente vive en una de las 13 entidades que celebrarán comicios electorales este 5 de junio– seguramente esta temporada de spots políticos en radio y televisión le ha durado lo que una maldición a la familia Buendía.
Las pautas gubernamentales que cada estación está obligada a emitir se han duplicado con tal de que usted, estimado lector, esté (supuestamente) bien informado a la hora de efectuar el sufragio. El objetivo es iluminarlo a la hora de decidirse por un candidato, sin embargo, tengo la impresión que este vendaval no hace más que confundirnos más. Por ejemplo, la propaganda le indica que el Congreso Constituyente redactará una nueva constitución para la flamante Ciudad de México.
Los constituyentes electos se encargarán de aprobar o denegar la versión preliminar de la Constitución, este manuscrito previo lo recibirá de parte del gobierno de la CDMX y si es necesario enmendarán o re-escribirán secciones. Que le quede claro, sea quien sea su elegido o elegida, dicha persona no va a prestar su puño y letra para escribir la ley.
El miércoles en el programa que tengo el gusto de conducir en Ibero 90.9, llamado “Antes de Entrar Permita Salir”, nos visitaron los vocales de la Junta Distrital 24 del INE. Una de las preguntas de los radioescuchas fue cómo veían el panorama de la asamblea con dos quintas partes de los diputados impuestos, y que por qué no de una vez “los dueños del balón” tomaban el 100%.
Esa pregunta ejemplifica perfectamente la crisis de representatividad que no sólo vive nuestro país, sino todo régimen democrático en el mundo. Sobran motivos para dudar de la efectividad del modelo partidista, mientras tanto, nos queda ver el tiempo alargarse, al menos hasta el 1º de junio, que inicia la veda electoral, y por tanto, comienza un terruñito de paz para nuestros oídos.