Ahí estuvimos. Un doble debut sin sabor alguno. Los nuevos entrenadores, de ambas escuadras pero no del futbol mexicano, ya que ambos son dos trotamundos del balompié nacional, tomaron rienda de los Tuzos del Pachuca y los Pumas de la Universidad. Más de 17 mil aficionados se dieron cita en el Estadio Hidalgo para disfrutar un partido que le hizo segunda a la pesadilla del viernes 6 de septiembre. Y es que la nación azteca amaneció con ganas de todo, menos de ver futbol mexicano. El odio para el mismo era para destacar. El fin de un sueño tocó la puerta en el Estadio Azteca con la selección mexicana, por lo que nadie, absolutamente nadie, quería saber nada de de la número cinco. Pero no afectó para la afición Tuza y Felina. Aunque no fue un lleno total, para el momento que viven ambos planteles, fue una grata sorpresa la asistencia en la ciudad de los pastes.
El planteamiento de ambos equipo no cambió mucho. De la semana pasada, con Antonio Torres Servín de los Pumas, y Gabriel Caballero del Pachuca, apenas se notaron ciertos cambios. Y es que era de esperarse, con tres días de trabajo para José Luis Trejo y Enrique Meza, no era posible aspirar a más.
El primer tiempo nos dejó con pocas emociones, casi igual que la segunda mitad.
Los primeros 45´ minutos nos regalaron las típicas carencias de guardameta universitario, Alejandro Palacios, pero José Luis Trejo logró imprimir orden en su equipo. Sin un gran funcionamiento, los Pumas tuvieron buen recorrido del balón y un poco más de frescura al buscar el arco contrario. Martín Bravo, impetuoso pero sin claridad, mientras Javier Cortés sigue sin mostrar su verdadero nivel. Y Darío Veron y Martín Romagnoli, como ha sido en el torneo, lo mejor de los Pumas.
Pachuca, desde el primer minuto, mostró lo que siempre logra el “Ojitos” Meza con sus “muchachos”, como él diría. Saber mantener la pelota, pero sin encontrar profundidad. A excepción de grandes individualidades como Daniel Ludueña, Duvier Riascos y el joven Jürgen Damm, el equipo local no logró tener gran comunión.
Pequeños destellos con la velocidad de Damm y Riascos, así como la calma y técnica de Ludueña, lograron habilitar al argentino Fernando Cavenaghi para preocupar el marco contrario. Un tanto fue anulado en el minuto 27´ para el ex Girondins de Bordeaux, pero no ocurrió más.
Los tambores y las trompetas de la afición visitante llegaron hasta el minutos 30´. Fue lo más destacable del primer tiempo. Aunque ya se escuchaban los típicos cánticos felinos, no fue hasta el arribo de la porra cuando el estadio empezó a hervir. Cánticos, ánimos y alegrías fue el aporte de los defeños. Como siempre, lo que no deja de hacer la afición Puma.
El segundo tiempo no cambió mucho. Lo más destacado fue ver la notable mejoría, en futbol y confianza, del internacional español Luis García. Luego de un gol anulado a Martín Bravo, José Luis Trejo decidió enviar al terreno de juego al ex campeón de la Liga de Campeones de Europa.
Y valla que le dio viveza y movilidad a los Pumas de la Universidad. Pero de nuevo, un segundo tiempo con un buen manejo de balón pero con cero profundidad por ambas escuadras. Lo más destacado fue un globo de Cavenaghi que casi se convierte en "El gol" de la Jornada 9.
De ahí en fuera, el partido terminó en lo que parecía desde un inicio, en un empate pactado con dos técnicos que trabajan, en algunos aspectos, de manera parecida. Son técnicos con experiencia, no por eso espectaculares, son técnicos que buscan tener la pelota, sin buscar profundidad, y son técnicos que en un buen proceso logran armar escuadras competitivas.
Un punto para cada equipo. Con esto los Pumas se encuentran lejos, pero muy lejos de soñar con una liguilla luego de nueve jornadas sin encontrar la victoria. En el puesto número 16 de la tabla general, solo detrás del Atlante, y con una enorme deuda con la afición felina.
Por su parte, los Tuzos con diez unidades y en la doceava posición, tampoco ilusionan con un repunte para este Torneo Apertura 2013.
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