Nostalgia pura en una noche caótica: UNKLE en México
Después de casi dos años de su última visita a nuestro país, James Lavelle regresó a un escenario mexicano durante una noche lluviosa en una caótica y congestionada Ciudad de México.
Como parte de la gira de presentación de su más reciente álbum The Road: Part II / Lost Highway (Songs For The Def, 2019), los precursores del trip-hop UNKLE llegaron al Auditorio Blackberry el pasado martes 17 de septiembre, en la celebración de los 13 años de Warp México.
UNKLE se consolidó en la historia musical con su álbum debut, Psyence Fiction (Mo’ Wax, 1998). DJ Shadow y James Lavelle materializaron un concepto artístico que entre música, graffiti, cultura skate y arte audiovisual, resultó en un trabajo legendario. Después vinieron Never, Never, Land (Mo’ Wax, 2003), War Stories (Surrender All, 2007), End Titles... Stories for Film (Surrender All, 2008), Where Did The Night Fall (Surrender All, 2010), trabajos de calidad pero sin el toque mágico del gran Josh Davis, DJ Shadow, que nació con este encanto musical que fue lo que hizo del primer álbum uno de mejores de su época. El Psyence Fiction fue un breakthrough debido a su alta complejidad sonora gracias a samples y tratamiento del sonido. Esto en conjunto con compasiones melódicas e invitados de lujo como Thom Yorke, Ian Brown, Mike D y muchos más, fue lo que cimentó la carrera de la banda.
La noche arrancó con Thieves Like Us, quienes con su post-punk mezclado con kraut, hicieron un buen papel como aperitivo de la noche. Una banda energética que muestra un lado oscuro en sus tonalidades y presencia sobre el escenario.
Después llegaron los británicos, quienes fueron recibidos con un gran ovación. James Lavelle, acompañado por un baterista y un multinstrumentista, tomó control de sus aparatos y ofreció un recorrido por la carrera de la banda con versiones interesantes de los himnos ya conocidos y sus nuevos trabajos, The Road I y The Road II.
Visuales de alta calidad con extractos de los videos de culto de UNKLE emocionaron a la audiencia en repetidas ocasiones. A momentos, la banda lograba llegar a ese punto climático que se espera en un concierto de músicos de este calibre, pero el show no fue constante. Es decir, James Lavelle no es DJ Shadow. Y aunque fue un show profesional y de calidad, no hubo esa conexión y magia que muchos esperábamos. Hubo nostalgia, sí. Melancolía, también. Pero en lo musical, debo decir que no fue espectacular. Estuvo muy bien. Hasta ahí.
Poco antes del encore, Lavelle dedicó unas palabras al público, entre las que destacó que somos una de los mejores públicos del mundo. Y él sin duda también es uno de los mejores del mundo.