Por: Lothar Torres Foto:Humberto Prina
Si bien las actividades vespertinas de la onceava edición mexicana del Festival Mutek 2014, como talleres y laboratorios, iniciaron desde el lunes 20/10, la primera noche Mutek tuvo que esperar un día más para cortar el listón rojo e inaugurar los actos nocturnos; el venue seleccionado, el Foro Indie Rocks en la Colonia Roma Norte, fue el lugar perfecto para recibir a los cuatro artistas seleccionados y encargados de marcar la pauta musical de lo que será el festival.
Bienvenidos a la primera noche del Festival Mutek. Cuatro artistas nacionales, cada uno con estilos y propuestas diferentes entre sí, pero dispuestos a mostrar el porqué estaban ahí, explotando sus dotes y características particulares.
Se abre el telón: Billie Mandoki.
El frío ocasionado por el aire acondicionado del lugar puso el escenario perfecto para que Camille, mejor conocida como Billie Mandoki, subiera al stage. Su teclado y una laptop fueron sus acompañantes durante los poco más de 40 minutos en los que interpretó temas que exhalaban nostalgia y que en conjunto con el ambiente lúgubre y gélido, sumieron a los asistentes en un estado contemplativo y a merced del más destacado instrumento de Billie, su impresionante voz.
Al terminar su primera pieza, saludo al público con un tímido “Hola”, arrancando así los primeros aplausos mientras pedía disculpas y paciencia por algunas fallas en el monitoreo, a lo que una persona grito “suena bien”, lo que pareció darle el impulso para que el acto ya no se detuviera.
La melancolía, penumbra y soledad que imprime en cada pieza es palpable, su teclado y ella parecen fundirse cuando alcanza tonos desgarradores que seguramente sorprendieron a más de uno. La neblina del escenario hizo juego perfecto con lo escuchado y con lo que la artista quiso proyectar; luces moradas y rojas la atravesaban, mientras ella hacía lo propio con la gente, dejarlo anonadado y listo para la siguiente presentación.
Continua la función: Missing Human
Conformado por el guitarrista Jorge Vargas y liderado por el baterista de la banda Lucas Trotacielos, Daniel Badillo, este proyecto, que el mismo Daniel define como “música para astronautas”, sumergió a los asistentes en atmósferas densas que hicieron rebotar las paredes del foro desde el primer segundo. El teclado que también utiliza Badillo sirve de base para que guitarra y batería suenen por encima de él, pero siempre llevando la mano y siendo el responsable del ambiente del acto. Los flashers blancos del lugar se iluminaron con cada retumbar del bombo, dando un espectáculo no apto para epilépticos. Si bien el contacto con la audiencia no existió, no fue necesario, ya que el ambient technoso de Missing Human se encargó de hablarle al público.
La música es densa e hipnótica, te lleva de lugares tranquilos a estrepitosos con el mínimo aviso, pero anunciando que la hora de empezar a mover los pies ha llegado, ya que los primeros bailarines de la noche se hicieron presentes a la mitad de la presentación.
La batería no está presente en todas las piezas, pero cuando lo hace, aparece fuerte y marcando el paso; se nota que es la especialidad del líder del dúo. La voz es casi imperceptible dentro de la densidad y capas de sonidos que emanan, pero bien esa podría ser la intención, de tal forma que nos haga extrañar los sentimientos humanos.
Desde Baja California, Schem
Proyecto en solitario de Jung Sing. Atmosférico, elevó los decibelios del lugar de forma notable; el beat de su música es marcado por graves pesados a los cuales incorpora sonidos maquinosos. Esta primera parte del acto podría ser el soundtrack de la Revolución Industrial. El baile y los movimientos de cabeza se hicieron presentes desde el primer minuto que tomó el escenario, las ondas sonoras recorren el cuerpo y se expanden, como una onda en el agua al aventar una piedra; primero densa y cerrada para después abrirse y perdurar hasta perderla en el horizonte.
Textura sobre textura, la música cae como una manta oscura y húmeda, que aplasta a la audiencia, cuestión que no impide que la gente levante los brazos y traté de seguir la densidad musical del artista con tímidos y apenas perceptibles pasos. Las luces intentan seguir el paso del artista, se mueven por todo el foro, dando una experiencia de movimiento en cámara lenta.
Schem se postra en medio del escenario, en solitario, con un equipo a la altura de sus ojos, como padre que recita una misa, mientras admira a sus feligreses, y después de un set de poco menos de una hora, da las gracias con las últimas texturas sonoras y libera al público, hasta su próxima confesión.
Para cerrar la noche, Omaar
Enfundado en una playera negra y con cerveza en mano, subió el último acto de la noche al escenario, de pie a su consola y comenzó a apretar los botones como si estuviese frente a un videojuego, lo que provocó que los asistentes reaccionaran de inmediato y convirtieran el piso del recinto en una pista de baile, donde la gente se movía a ritmos caóticamente controlados, subiendo y bajando tonos para estar seguro que la gente seguía con él, y así fue por espacio de una hora que duró el acto del oriundo del Estado de México.
A las criaturas de la noche que ya se encontraban en la pista, se fueron sumando uno a uno las personas; Omaar las incitó y siguieron apareciendo, se escucharon gritos y alaridos de la gente, implorando más sonido y el artista se los dio.
El foro terminó inundado de personas bailando, chocando entre sí y disfrutando la noche. El objetivo se cumplió y cabalmente, el MUTEK nocturno quedó oficialmente inaugurado y curado por cuatro fenomenales y muy diferentes intérpretes.
No olviden dejarnos su opinión sobre esta primera noche MUTEK aquí debajo.