[MUTEK] A/Visión 4 @ Teatro de la Ciudad

Foto por Jimena Santoyo El teatro de la ciudad es un extraño lugar por su capacidad de ser increíblemente ortodoxo y atemporal pero, a su vez, capaz de albergar los actos menos ortodoxos y las ponencias más arriesgadas. La tarde del sábado 5 de octubre es prueba.

El comienzo corrió a cargo de Herman Kolgen: su acto consiste en una serie de drones cuya intensidad aumentaba y oscilaba junto con una serie de imágenes proyectadas. Estas imágenes podían tomar cualquier forma, pero siempre daban la impresión de ser blanco y negro con un ambiente que remitía a los rayos x. La interpretación de Kolgen fue una de suma experimentación y de explorar las capacidades sónicas del sonido embonadas a una proyección que va desde lo surrealista hasta lo violento, adjetivos también vigentes para su música. Kolgen esculpe la barrera sónica a través de una metamorfosis: lo visual es transformado en sonoridad arrítmica y esto a su vez llega al cuerpo en forma de éxtasis.

Después del revoltijo cerebral que fue Kolgen, Raime vino a completar el puré. Ellos son un dúo inglés que, si bien no se remiten a una exploración sónica tan académica como Kolgen, su tendencia hacia las extremidades musicales los hace destacar. Raime ocupa drones contemplativos pero aquí son combinados con bajos constantes y ritmo relativamente coherente. Su espectáculo audiovisual también es un deleite, ya que resulta sumamente cinemático. Las cualidades musicales de Raime se expanden por representar imágenes en ultra slow motion y así lograr que su música forme parte de un espacio que es generado tanto por los sonidos como por las imágenes. Éstas imágenes remiten a filmes de europa oriental, gracias a su carácter pausado y a su breve refugio en lo absurdo; sin embargo, su mensaje en realidad tiene cabida en la masacre interna, desde lo cerebral hasta lo anímico.

 

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Herman Kolgen y Raime fueron el previo arriesgado: ambos actos salieron al escenario a llevar, o intentar llevar, las cualidades sonoras a una plataforma experimental y avant-garde. Sin embargo, mientras los dos actos anteriores tomaron una cosmovisión sumamente seria, Matmos salió a jugar. Este dúo sabe que no podrá romper barreras sonoras ya exploradas con anterioridad, saben que su acto no podrá ser tan trascendente más que en ciertos sectores y, de cualquier manera, salen al escenario a divertirse de maneras únicas que sólo ellos podrían hacer

El acto hizo alusión a toda su discografía, desde su álbum debut cuya aura se orienta más hacia la música concreta, hasta Supreme Balloon o A Chance to Cut is a Chance to Cure. Matmos simplemente no dejó de divertirse mientras hacía de la música su arena y las consolas e instrumentos el arenero. Matmos destacó su capacidad para realizar música concreta en vivo; M.C. Schmidt, mitad de esta dupla romántica, hacía soniditos con globos y hasta recipientes con agua, mientras Drew Daniel editaba éstos sonidos y ponía su propio líquido en la mezcla (metafórico, por supuesto). Cuando se retiraron del escenario, el público permaneció fijo y aplaudiendo, lo cual llevó a Matmos a salir e interpretar una canción más mientras Drew Daniel decía: “Cuidado con lo que pides, México”.

Ya sea haciendo música con artefactos inesperados, ser las personas más sencillas en el escenario (una canción fue dedicada a los tacos Frontera de chorizo, longaniza y más) o simplemente tomar un género vanguardista y hacerlo digerible, Matmos terminó de volarnos el cerebro en el contexto de una tarde que no prometía menos.

 

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[MUTEK] Nocturno 2 @ El Plaza Condesa

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