Fotos por Jimena Santoyo Una tormenta ameniza la noche. Hay gente que llega empapada al Plaza Condesa. Muchas personas se ven deshechas; el MUTEK ha carcomido sus fuerzas en una semana de conciertos que podría ser comparado con cualquier maratón. A pesar de eso siguen moviendo el cuerpo, intentando mimetizar los forasteros sonidos que sus oídos perciben.
En el escenario hay paneles cuadráticos que cambian de luminiscencia. En un momento se percibe una partida de Tetris, y luego había mensajes ocultos de fondo. El dúo británico compuesto por Domic Mayer y Kai Campos se hace presente con un set lúcido. El sonido de Mount Kimbie, no aburre como llega a pasar con presentaciones largas porque sus canciones no se estancan en un género, y hay una activa implementación de guitarras, bajos y baterías. “So Many Times, So Many Ways” suena a haikus, pequeñas reflexiones armónicas que evocan arpas olímpicas, mientras que “Made To Stray” rompía con un beat que modulaba sonidos aviarios.
Muchos se dieron por bien servidos con “Before I Move Off” donde las masas se arremolinaron impetuosamente, pero creo que lo mejor del concierto fue “Blood And Form” donde mediante un drumpad surgía un beat perfecto para cualquiera marcha multitudinaria. Hubo un momento el público bailaba de manera similar, nadie se hacía el chistosito y buscaba sobresalir, simplemente todos desaparecían con la combinación de ambient de los londinenses. Al final del concierto las pláticas de peda volvían lentamente. Todos estábamos intentando regresar a la realidad.
Por David Segundo (@muranio22)
La descripción oficial del programa decía así: “Un programa que explora la posibilidad del movimiento, en altas y bajas velocidades.” La maratónica sesión de Nocturno 2 se puede dividir en dos partes: la de las velocidades bajas que abarcó desde el oscuro y nebuloso imaginario sonoro de Den5hion hasta el elegante y ecstático jazz-step de Mount Kimbie; y la de las velocidades altas (a veces demasiado altas) que desde Hyperdub a Jets impregnaron las paredes del inmueble de una intensidad alucinante.
FaltyDl fue una de los sets más frescos y amables de la noche. Al igual que en su última producción Hardcourage, el neoyorquino (alguna vez iniciado en las artes del jazz y la improvisación) tomó el escenario en un candente coqueteo con el dub, el house, el garage, el techno o el pop eléctrico de M83 o Friendly Fires: beats que no se quedan fijos sino que dialogan entre sí, un set que constantemente se encuentra en movimiento.
En estas condiciones apareció Ikonika en las tornamesas, una de las figuras más relevantes del dubstep inglés, firmada por uno de los mejores sellos que Inglaterra ha producido en términos de electrónica. Al igual que Mount Kimbie, la productora árabe/inglesa viene de una renovación explícitamente manifiesta en su última producción, Aerotropolis: un álbum que apuesta por los posibles terrenos del synth-pop y el house ochentero más que por los sincopados estadios del wonky y el dubstep. Y para efectos de la noche, el set de Ikonika fue un respiro fresco pero intensamente bailable entre el alucinante footwork de DJ Rashad o las maximalizaciones IDM de Kode9.
Por Lalo Díaz (@lalodiazvalerio)
De nuevo, tarde. Los estragos de la noche anterior y el súper clásico evitaron que saliera de mi casa a tiempo. Ya en el Plaza Condesa, llegué a la fila de medios para descubrir que no había acceso para listas. Viví un largo viacrusis para entrar, amenizado por el excelente set de Ikonika.
Muchos minutos después y con un poco de suerte, me agencié una pulsera. Ya para este momento estaba tocando DJ Rashad, haciendo gala de sus credenciales en un evento que más que un concierto, era una fiesta. Todos platicaban tomaban y reían, sin interés alguno de lo que sucedía en el escenario. Decidí unirme al resto del público y convertir lo que sería un concierto normal, en una fiesta.
Al final bailé, reí, disfrute...y mucho. Mi noche, en papel sería corta, pero se alargó hasta las tres de la mañana, mucho por el excelente set de Kode9, el cual despertó mi cuerpo podrido y me puso a bailar hasta que el sudor inundó mi piel.
A comparación del viernes, lo de este sábado fue una fiesta, una celebración que sólo podría formar parte del MUTEK.
Por Máximo Arozarena (fink909)