Por Alfonso Basilio, Georgia Alcaide y Aarón Rubio Se podría pensar que al hablar de masas y multitudes se está refiriendo a lo mismo, sin embargo, no es así. Desde la Ciencia Política hasta la Psicología se ha estudiado la diferencia entre ambas. Las masas podrían entenderse como un gran número de personas que reaccionan visceralmente sin un propósito claro y sin claridad sobre sus acciones, mientras que las multitudes son un gran número de personas que asumen y deciden actuar de cierta forma utilizando la razón, teniendo claros los objetivos que desean lograr.
Los movimientos sociales pueden ser ejemplos claros de las multitudes cuando actúan o se manifiestan sus miembros al unísono. Si bien los movimientos organizados no son nuevos pues han acompañado a las sociedades casi desde su inicio, los últimos han mutado de las características clásicas con los que se conocían. Los primeros movimientos estudiados y registrados se originan de los obreros en las fábricas, estos tenían líderes visibles y nombrados que servían de voceros e intermediarios.
Los movimientos actuales como los indignados en España, los integrantes de Occupy Wall Street en Estados Unidos; ambos se manifestaban por la deteriorada situación económica en sus respectivos países o el movimiento Yo soy 132 en México que manifestó su descontento con la forma de hacer política; ninguno de estos tenían líderes claros, algunas figuras pudieron despuntar momentáneamente pero ese conglomerado de personas que tomaron las calles y las plazas no iban siguiendo a un líder, sin embargo, eran multitudes organizadas con propósitos relativamente claros.
Ahora los movimientos sociales buscan, y muchos han logrado, una horizontalidad que no les impide organizarse pero tampoco los amarra a un líder que fácilmente pueda decidir por ellos. Es justo este elemento el que hace a las multitudes actuales más relevantes pues como nunca antes la organización de un gran número de personas es posible tomando en cuenta el mayor número de opiniones posibles y manteniendo muchas veces esa individualidad de cada integrante que juega al mismo tiempo con esa uniformidad que se crea al pertenecer a un movimiento social.
Las herramientas que provee Internet han tenido un impacto positivo en lograr este cambio, la posibilidad de comunicarse sin estar presentes en el mismo espacio facilita el escuchar las voces del mayor número de integrantes, tomar decisiones y actuar. Después de dicha organización y deliberación es posible ver congregada a una multitud perfectamente organizada. Estas herramientas por sí solas no han traído los cambios, todo depende del uso que le dé cada movimiento, pero es innegable que han facilitado la toma de decisiones cuando se utilizan adecuadamente.
En un sentido clásico una multitud tendría que estar presente físicamente en un espacio, por ejemplo, en una marcha sobre la avenida de una ciudad. La táctica de tomar los espacios públicos es debatida y criticada por muchos, sin embargo, valdría la pena preguntarnos si una manifestación en línea es igual de válida e incluso si sería posible admitir que existen multitudes en línea que tomen espacios virtuales y se manifiesten a través de ese medio.
Independientemente de si las multitudes son generadas a través de un movimiento social o como una manifestación aislada por un solo tema, vale la pena destacar ese elemento que las caracteriza; la organización razonada que siempre tendrá sus aspectos sentimentales o viscerales pero nunca de manera tan dominante como lo que ocurre con las masas, de ahí que sea necesario tener más multitudes integradas por individuos que quieran y sepan alzar su voz, debatir, deliberar y consensar o disentir.
En el arte se ha utilizado a las multitudes de diferentes maneras, depende de la intención del artista o colectivo artístico que proponga, el mensaje que se quiera enviar puede ser desde una expresión del absurdo hasta una crítica política que busque mover las conciencias.
Se considera que las artes performativas comenzaron a utilizar a las multitudes por primera vez a través de los llamados happenings, estos son actos artísticos donde el público participa, ya sea guiados o dándoles libertad de improvisación. Uno de los representantes más conocidos de los happenings es Spencer Tunick que ha lanzado la invitación a personas en varios países para que se desnuden o se pinten todo el cuerpo para después ser fotografiados. En estos casos la multitud actúa de acuerdo a los lineamientos del artista, el propio acto es efímero y puede concluir sin tener registro alguno (como sucede en ocasiones) otras se toma video o foto para ser expuesto posteriormente.
Otra forma en que las multitudes participan en el arte es a través de los flashmobs, estos son actos donde un grupo numeroso de personas se ponen de acuerdo para realizar alguna acción en un lugar público por determinado tiempo, las opciones de actos son infinitas, hay registros de multitudes bailando, cantando, comportándose de forma poco ordinaria, entre otros. La principal característica de los flashmobs es que utilizan las herramientas que provee Internet para organizarse, es a través de, celulares o de las redes sociales que se ponen de acuerdo, establecen la hora, lugar y acción. En estos casos, al igual que en los happenings, todo el ejercicio sucede en el momento y puede resultar efímero si no queda registrado, sin embargo, al llevarse a cabo en un lugar público el registro lo llevan a cabo de forma espontánea los espectadores que después suben el video a Internet y de ahí el mensaje se pone a disposición de millones de personas. Un caso similar es la invitación al Mobile Clubbin que implica un encuentro de personas que llegan al lugar acordado con sus celulares en mano y audífonos puestos para en círculo bailar al unísono, la cuestión es que cada uno de los participantes está escuchando su música en el celular y los espectadores no la oyen.
Las grandes compañías también se han sumado a este tipo de ejercicio, algunas marcas han organizado flashmobs para hacer promoción de sus productos, se les critica debido a la intención de vender, pues pierden en esencia la espontaneidad y propósito original de demostrar la posibilidad de organización entre personas que no se conocen.
Estos ejemplos de uso de multitudes en el arte coinciden con la característica principal de ese numeroso grupo de personas, no se les obliga a asistir, lo hacen por gusto propio y además existe una organización previa, en el caso de los happenings hay una guía del artista que puede resultar menos natural o improvisada, mientras que en los flashmobs se le da mayor libertad a los participantes e incluso se podría esperar que los espectadores, si así lo desean, también se sumen al acto.
Los flashmobs se han utilizado como técnica de manifestación política, organizaciones internacionales como Oxfam o Amnistía Internacional han reunido a cientos de personas para manifestarse frente a edificios de gobierno en distintos países para defender sus causas. El uso de flashmobs se da como alternativa a las marchas por las calles y la ocupación con campamentos de espacios públicos.
El arte siempre ha estado íntimamente relacionado con la protesta, la inclusión de las multitudes en este data de mediados del siglo XX y la tendencia muestra que seguirán utilizándose.
Los festivales de cualquier índole atraen multitudes, en el mundo este tipo de eventos son organizados por compañías, ONGs, escuelas e incluso gobiernos. Algunos se han transformado de pequeñas ferias pensadas originalmente sólo para los habitantes locales a grandes reuniones que reciben a visitantes de todo el mundo.
Los festivales de música son de los más populares, existen prácticamente para cualquier género musical. Estos han cobrado importancia a lo largo de los años, si bien no son nuevos, la capacidad que tienen para recibir a las multitudes se ha incrementado con el paso del tiempo. La ventaja que ofrecen es permitir el acercamiento de las personas a la música o bandas que les gustan concentradas en un solo lugar.
La mayoría tienen un origen comercial que podría ser criticado pero resulta inevitable si se tiene en cuenta que la organización de un evento con capacidad para recibir a miles de personas requiere de un amplio presupuesto al que pocos tienen acceso.
Este elemento comercial no necesariamente limita la posibilidad de organización de las multitudes ni mucho menos obstaculiza la difusión de mensajes de crítica o protesta. Los artistas que se presentan en el o los escenarios del evento pueden transmitir el mensaje que quieran y este llegará a la audiencia que los está presenciando y si son grabados en video o son retomados por los medios de comunicación esa difusión se amplía. Al mismo tiempo, existen festivales que han jugado a la hibridación en su esencia. Pueden tener un toque comercial que al mismo tiempo sea cuidada para vender y al mismo tiempo pueda difundir mensajes sociales, ya sea para cuidar el ambiente, para compartir la cultura del lugar o permite la entrada y participación de organizaciones que se dediquen a difundir sus mensajes mientras dure el evento.
Por otro lado existen festivales pensados para ayudar a alguna causa como el medio ambiente, manifestarse por la paz o para recaudar fondos que ayudarán a una comunidad que lo necesita.
Al mismo tiempo existen festivales con características únicas como el llamado Burning Man en Estados Unidos que dura una semana, recibe alrededor de cincuenta mil visitantes y su propósito es la simple convivencia de sus asistentes. Se realiza en un desierto donde se construye un poblado rudimentario que permite la interacción de las personas, alrededor del pueblo se alza una figura humana de cientos de metros hecha de paja que se quema una noche mientras las personas se reúnen a ver el espectáculo. Los asistentes intercambian regalos, cantan y se conocen para después levantar el pequeño pueblo improvisado y regresar a sus vidas cotidianas.
La cada vez más urgente necesidad de pensar nuestras acciones, de comunicarnos y organizarnos es lo que buscan este tipo de eventos o técnicas, ya sea a través de movimientos sociales, de artes performativas o festivales, lo relevante es lograr que existan menos masas y más multitudes.