Marginalidades: un acercamiento a la propuesta musical de Tayhana
Hablar de la producción musical de Tayhana es hablar también de marginalidad. Esta DJ argentina no necesita hacer grandes manifestaciones en pos de la equidad de género, o defendiendo los postulados —ya tan confusos en la actualidad— del feminismo, entre otros muchos purismos con los que el pensamiento de hoy se abandera. Por el contrario, ella demuestra con el ejemplo: es miembro activo de NAAFI, ha trabajado en colaboración con artistas uruguayos y se ha presentado en diversos eventos de música en varias ciudades de México. La próxima vez que visitará el país será en la edición 2018 de Ceremonia, en el domo Traición.
En ella hay una búsqueda constante del espacio personal a partir del beat, que permite al ser humano expresarse a través del cuerpo, bailando. Sin embargo, la suya no es una propuesta que se detenga exclusivamente a explorar los límites musicales del entorno individual, sino que se plantea también la existencia en colectivo, así como sus múltiples problemáticas. Puede verse entonces que en su música hay una doble naturaleza, una dualidad que dialoga: ésa de la búsqueda de un espacio personal, en el cual el individuo pueda desarrollarse y encontrarse libremente, pero también, ésa de la identificación de las porosidades de la realidad social, que lastiman y adolecen tanto a las minorías marginadas.
Esta propuesta no es casual: siendo ella una mujer argentina de no-estereotipo, estas inquietudes podrían resultar naturales. Tayhana no destaca por sus atributos físicos, sino que más bien se ha ganado el lugar que tiene en el ámbito de la música electrónica por la fuerza oscura que subyace a sus ritmos: parecieran un mosaico de posibilidades irreconciliables, que de alguna manera funcionan en conjunto. Es por esto que explora la música que viene de los ghettos argentinos: ésa que no se considera en los círculos académicos de élite, pero que respira bajo su propio compás de lucha.
Es por esto que genera un mélange muy poco convencional. Reggaetón, cumbia, funk, y otras maneras de expresión que se originan de la cultura popular pesada, confluyen en Tanhaya. Se trata de reunir distintas perspectivas para generar una propuesta propia, desde las mezclas, desde el beat, desde la electrónica. Ella no pretende hacer una puesta en escena al presentarse, sino demostrar lo que hace desde su propuesta en sí misma: desde la música. En ese sentido, la música de esta DJ argentina es un reflejo de la contemporaneidad: múltiple, diversa, plural —y profundamente marginal.