Los puntos clave para entender la explosión en Beirut
¿Qué sabemos acerca de la explosión hasta ahora?
El pasado martes 4 de agosto, una serie de explosiones en Beirut, la capital de Líbano, dejaron al menos 137 personas muertas y más de 5 mil heridos. El impacto de la explosión más grande registrada alrededor de las 6 de la tarde, tiempo local, pudo sentirse en un diámetro de 160 km.
El Primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, instruyó vía Twitter al presidente del Consejo de Seguridad Nacional (NSC por sus siglas en inglés) Ben-Shabbat a que hablara con el Coordinador Especial de las Naciones Unidas para los Procesos de Paz en Medio Oriente, Nickolay Mladenov, para dar claridad acerca de cómo Israel puede asistir a Líbano en estos momentos. Actualmente, Israel parece sumarse a otros países que han ofrecido ayuda humanitaria, que incluyen a Francia, Alemania y Australia.
Inicialmente, el Jefe General de Seguridad, Abbas Ibrahim, dijo que 2 mil 700 toneladas de amoniaco nitrato estaban almacenados en el puerto de Beirut rumbo a África cuando explotó. A esto, el presidente de Líbano Michel Aoun respondió en la cuenta de Twitter de la presidencia que era “inaceptable” que estuviera tanto material químico en un almacén por seis años sin medidas de seguridad adecuadas. Sin embargo, sigue sin confirmarse la causa de la explosión. Más tarde, el Primer Ministro Hassan Diab dijo que se había establecido un comité de investigación para estudiar la explosión.
El programa informativo matutino de Ibero 90.9, Radar 909, platicó con Mauricio Meschoulam, profesor por la Universidad Iberoamericana, experto en temas de terrorismo y estudios de paz, quien aseguró que ambos bandos, tanto el gobierno de Israel como el gobierno libanés, habían tomado acciones para frenar la idea de que un “responsable externo” hubiera sido implicado en dicho incidente. Meschoulam aludió al hecho de que una operación de sabotaje “no puede ser descartada”, aunque también admitió que las hipótesis tienden a dirigirse hacia una negligencia por parte de las autoridades y un mal manejo de un material altamente explosivo.
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¿Qué pasa en lo económico?
El Puerto de Beirut, epicentro de la explosión, se encuentra entre los 10 más importantes del Mar Mediterráneo. Según el índice de conectividad del transporte marítimo de línea regular (LSCI), en sus datos del 2018, el Puerto de Líbano ocupó el puesto 38 de los 171 países analizados, mientras a nivel regional se posicionó en el puesto número 6.
En términos económicos, se ha visto una depreciación real de la moneda nacional, la libra libanesa, que aunque mantiene un valor fijo oficial de mil 514 m.n. por dólar, esta cifra sólo podía mantenerse debido a que el Banco Central mantenía una tasa de interés del 14% (según Forbes), lo cual resultaba en una necesidad de un flujo constante de depósitos para pagar dicha tasa de interés tan elevada. Esto llevó a una depreciación en términos reales de la libra, el cual se cotizaba en el mercado negro entre 8 mil y 10 mil m.n. por dólar.
Por otro lado, negociaciones acerca de un posible préstamo de hasta 10 mil millones de dólares con el Fondo Monetario están en curso, sin embargo, el servicio de inversiones Moody’s recientemente redujo su calificación crediticia del país a “C”, en el cual se estima que las pérdidas por parte de accionistas podrían exceder el 65%, según un reportaje emitido por Bloomberg. Esto genera dudas acerca de la capacidad de Líbano para pagar dicha deuda en el futuro.
Hezbollah
Hay que recordar la fuerte presencia de Hezbollah (un partido político y grupo militante chiita) dentro del territorio libanés, el cual ha llegado a ser designado como grupo terrorista por parte de Estados Unidos, Canadá, Alemania, Gran Bretaña y el Consejo de Cooperación del Golfo, de los cuales resaltan Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait. El brazo armado de Hezbollah tiene operatividad en muchos países, incluyendo Siria, donde ha tenido enfrentamientos continuos con Israel. En las elecciones de 2018, consiguió obtener 13 escaños en el parlamento libanés, de un total de 128 asientos, un número sin precedente en la historia del país.
El arraigo de la presencia de Hezbollah en el país, mientras recibe fondos por parte de Irán de aproximadamente 700 millones de dólares anuales con base en la información que proporciona Council on Foreign Relations, también ha marcado las relaciones de Líbano en el plan regional, teniendo un mayor acercamiento con Catar e Irán (ambos países en disonancia con Arabia Saudita) mientras las tensiones entre Israel y Hezbollah siguen altas.
Las tensiones específicamente con Israel han ido in crescendo. Recientemente, las fuerzas militares israelíes (IDF) atacaron una serie de objetivos tácticos del ejército sirio como respuesta a un atentado en los Altos del Golán, en la frontera con Siria. A esto, el primer ministro Netanyahu declaró: “Haremos todo lo necesario para defendernos. Les sugiero a todos, incluyendo Hezbollah, que consideren esto”. Esto también se suma a un ataque previo en el cual el ejército israelí mató a un combatiente de Hezbollah en un ataque contra puestos militares en Damasco, por el cual se anticipaba la retaliación por parte del grupo combatiente, reportó The Times of Israel. Ambos precedentes marcan un punto muy sensible entre ambas partes desde su guerra en el 2006.
Sin embargo, como bien remarcó Mauricio Meschoulam, “el carácter de estos incidentes es limitado”, al hablar de los enfrentamientos entre Israel y Hezbollah, lo cual nos indica que ambos bandos no han buscado escalar dicha conflictiva, al igual que tampoco significa que Israel haya contraído un conflicto con el gobierno libanés solo porque Hezbollah tiene representación ahí.
Los estragos políticos internos
A principios de este mes, el ex Ministro de Relaciones Exteriores, Nassif Hitti, renunció bajo el anuncio de que temía que Líbano podría convertirse en un “Estado fallido”. En este comunicado también aludió a la falta de reformas estructurales por parte del país para sacarlo adelante lo que supone más tensión sobre el gobierno del primer ministro Hassan Diab, al contexto ya de por sí complejo que llevaron a la renuncia del primer ministro antiguo en 2019, después de una serie de protestas que después serían conocidas como la Revolución de Octubre. Esto derivó como máxima expresión en el impuesto que el gobierno de Líbano tenía pensado imponer sobre la red social Whatsapp, además de protestas en contra de la corrupción interna. Según el centro informativo DatosMacro, Líbano se postuló en el puesto 138 de 180 en el Índice de Percepción de Corrupción en el 2018, además de que no ha bajado del lugar 120 en los últimos 10 años.
Este viernes, como informa Infobae, el Tribunal Especial para Líbano (TSL) apoyado por la ONU y creado a partir de una resolución en el Consejo de Seguridad, emitirá su veredicto contra cuatro hombres supuestamente implicados en el asesinato del exministro libanés Rafic Harari (sunni), los cuales resultan ser todos miembros pertenecientes all grupo Hezbollah. La importancia de este acontecimiento radica no solo en que se logró la retirada de Siria del país después de este suceso, sino que habrá que ver cómo responden las autoridades frente al veredicto y cómo deciden impartir justicia, a pesar del peso de Hezbollah en el país.
*Con información de Marco Solís