Los necesitamos ahora como los necesitábamos antes: OMD en México

Fotos de Ricardo Marín. Cuando se habla de la escena musical en Liverpool, automáticamente se piensa en leyendas como The Beatles. Pero a mediados de los setenta, después de que Kraftwerk popularizara el uso de sintetizadores, dos adolescentes llamados Andy McCluskey y Paul Humphreys empezaron a hacer música con diferentes bandas: Hitlerz Underpantz, Dalek I Love You, Equinox y The Id. Un par de años después dejarían atrás esa faceta para formar un proyecto con uno de los nombres más fascinantes en la historia musical: Orchestral Manoeuvres in the Dark. En ese entonces, a sus veinte años de edad, quizá les parecía casi utópico pensar que, cuatro décadas después, estarían por presentar su disco número trece en un pequeño recinto en la Ciudad de México.

“Esta noche vamos a tocar canciones muy viejas, algunas no tan viejas y otras nuevas”, dijo McCluskey al terminar la intro y presentar la primera canción oficial de la noche, el clásico de 1980: “Messages”. Y así, tal como lo prometió, el setlist fluyó con canciones que iban desde su debut homónimo de hace 37 años, a los sencillos de su nuevo material The Punishment of Luxury.

Como era de esperarse, los puntos clave de la noche llegaron con éxitos como “(Forever) Live and Die”, “If You Leave” y “Walking on the Milky Way”. Conforme avanzaba el concierto, McCluskey advertía que el ritmo solo subiría, para que la gente guardara su energía y pudiera seguir el paso del cantante ––quien a sus casi sesenta años, tiene mejor condición física que yo a mis veinte–– mientras acompañaba cada canción con coreografías a la Ian Curtis.

La montaña rusa llegó a la cúspide cuando empezaron a sonar las primeras notas de “Dreaming” y la energía se mantuvo en la cima con “Sailing on the Seven Seas”. Todo culminó con una de las canciones más esperadas de la noche: “Enola Gay” y así, la banda bajó del escenario para respirar por unos minutos después de tocar 20 canciones.

Como es costumbre, el silencio fue interrumpido por los gritos del público que exigían “otra, otra, otra”. Y nuestros deseos fueron cumplidos cuando se escuchó la característica voz femenina que anuncia el inicio de “Secret”, una canción que, según Andy McCluskey, acaba de descubrir es muy popular. Finalmente, con la promesa de que volverían muy pronto a nuestra ciudad, los miembros de la banda regresaron a ser unos adolescentes en Liverpool a finales de los setenta al tocar el primer sencillo que sacaron en su historia y la última canción de la noche: “Electricity”.

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