Las posibilidades que propicia la Cultura Libre

Las posibilidades que propicia la Cultura Libre

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"Quien recibe una idea de mí, recibe instrucción sin disminuir la mía; igual que quien enciende su vela con la mía, recibe luz sin que yo quede a oscuras".

Thomas Jefferson

Desde ese momento en que las grandes empresas peleaban a capa y espada para que los usuarios no bajaran contenidos desde Internet de manera ilegal, han pasado pocos años, pero mucha agua debajo del puente. Acorde a la velocidad con la que vivimos, impresiona todo lo que ha cambiado.

Lejos quedaron esos intentos vanos de las empresas impulsando a que la policía irrumpiera en casa de las personas para inspeccionar sus computadoras y discos rígidos (como si en vez de clientes fuéramos terroristas). Ahora, han encontrado mil maneras de sumarse a la tendencia, creando sus propias estructuras online de venta y streaming, poniendo todo su potencial de prensa, estrategia y marketing para que los consumidores nos volvamos adictos a plataformas como Spotify o Netflix. Pasaron de ser brutos colosos peleando sin necesidad contra el mundo entero, a encontrar el tesoro al final del arcoíris: sus espacios hoy son lo cool. Supieron crear una combinación mortal en la que brindan la mentirosa ilusión de que dentro de estas estructuras "está todo" y al mismo tiempo, consiguieron resultar sexis, tanto para los usuarios como para los artistas. En México, si no tienes Spotify no eres nadie. Si eres músico y no estás en Spotify, no eres nadie.

¿Esto está mal? No, para nada. Pero supone algunos problemas.

Pero antes de adentrarnos en el asunto, les comparto el documental "Rip - A remix manifesto, del director Brett Gaylor, que relata de forma muy amena todos estos temas.

Algunos de los problemas (en próximas entregas les contaré sobre otros) de estos universos digitales son:

1. No es real que dentro de estas plataformas está todo.

Ni cerca. Lo único que consiguen es dejar fuera del ojo del público todo un caudal importantísimo de nuestra cultura.

Justo en este momento, en el que podríamos contar con el mar de lo producido en la historia con solo hacer un click, como mínimo resulta paradójico que accedamos a cultura solo por medios que nos muestran una punta ínfima del iceberg. Podrán decir "eso a mí no me importa, solo escucho todo el día el último de Kendrick Lamar", o “si no está en esas plataformas debe ser porque la gente no lo necesita”. Pero, ¿les parece correcto y acertado que empresas manejen la calidad y cantidad de fluido cultural que consumimos?

Como resultado comprobado, podemos ver lo ocurrido con la televisión de aire —espacio que podría haber sido una ventana ideal para hacer llegar democráticamente contenidos nutritivos a los ciudadanos de los países—, hoy transformada en amplificadora de productos basura gracias al tobogán descendente que resultó de la adaptación comercial de los canales y la falta de control de los estados.

Y ese es un punto fundamental a tratar: ¿está bien que los estados se "desinvolucren" de la responsabilidad que lógicamente tienen sobre lo que consumimos y nos cultiva? En mi opinión, como mínimo, deberían propiciar una posibilidad más amplia de acceso.  

2. Hablando específicamente de Spotify (con otros ocurre algo similar), el algoritmo que maneja conduce siempre a lo que quieren que consumamos.

Muy poco está pensado para que descubramos nuevos artistas. Es un medio manejado por las compañías, así que se imaginarán que el interés está puesto en nuestros bolsillos y en potenciar el material sostenido por las empresas que les pagan, no en acrecentar nuestra cultura.

3. ¿Qué pasa con todo este material que no está disponible en ninguna plataforma legal?

Y este tema, creo que es de los más preocupantes. Lo que no está en estos espacios, ¿lo podemos bajar, escuchar, leer, samplear? Ni de chiste. Si osan descargar para escuchar, ver o utilizar cualquier material protegido por derechos de autor, estarían cometiendo una infracción, por más de que se trate de una película o disco que jamás vaya a ser publicado legalmente en su país.

Como resultado de esto, sellos fundamentales de la historia de la música, como por ejemplo Motown Records, casa de artistas como The Jackson 5, Stevie Wonder, Marvin Gaye, The Marvelettes, The Supremes, The Temptations y Brenda Holloway, entre muchísimos otros más, tiene una parte muy pequeña de su catálogo disponible en servicios de escucha/descarga legal.

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Personalmente, creo que es un hecho grave para los artistas de hoy y finalmente, para el público; que no podamos circular, samplear, manipular y hacer reverdecer esos materiales olvidados en cajones mohosos. Si la tiranía del Copyright hubiera tenido en los ochenta todas las herramientas que hoy tiene, tanto legales como tecnológicas, no existirían ni la mitad de los estilos musicales que hoy escuchamos en la radio.

Por suerte, de todas maneras existen artistas “piratas” que se saltean las leyes de Copyright. También otros que buscan la vuelta hasta dar con recovecos, lagunas legales en las que pueden nadar con soltura, como el uso legítimo o uso razonable (fair use, en inglés) dando lugar a obras únicas.

Kutiman

Uno de ellos es el músico israelí Kutiman, especialmente lo que desarrolló en su serie “Thru You” y “Thru You Too”, proyectos de vídeo y música online que contienen tracks compuestos mediante la edición y mezcla de fragmentos de diferentes videos de YouTube, que en un principio no estaban relacionados. Pero más fácil es que él mismo se los explique con su propia técnica, por medio de este video:

Esto cuenta Kutiman sobre el proceso que lo llevó a encontrar el concepto central en "Thru You":

"En un primer momento solo me centré en percusionistas, a partir de ahí pensé en la idea de Thru You. Entonces busqué algunos percusionistas en YouTube y toqué sobre sus bases. Un día, cuando iba a conectar mi guitarra, pensé que quizás podría encontrar otros músicos en YouTube para que tocaran con el percusionista..."

Así, reunió en cada track una gran banda de artistas prodigiosos, personas que no se conocían entre sí, que habían subido su material con diversas intensiones. Por ejemplo, en "Mother of All Funk Chords", un solitario cantante de blues se mezcla con un guitarrista que en realidad grabó un tutorial para tocar funk, con una batería salida de alguna toma del pasado y un percusionista vaya a saber de qué país tropical, junto a varios más. Kutiman no graba sonidos adicionales.

¿La recompensa de todos estos músicos? Incluye en su página todos los nombres de los artistas y los links de los videos originales. Además, lógicamente, de que pueden ver cómo su interpretación se vuelve parte de una genial pieza de arte colectiva. Y también, cierta exposición, puesto que en solo 2 semanas de salido al mundo, "Thru You" ya había logrado más de 10 millones de visitas.

El trabajo de Kutiman es una buena muestra de cómo la creatividad explota en lugares difíciles de manejar, y como la inspiración en el trabajo de otros puedes resultar fundamental.

Les dejo algunos de sus sabrosos videos.


Encuentra a Andrés Oddone aquí  |  cassetteblog.com  

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