Milicias y la carrera presidencial en Estados Unidos
El 2020 ha marcado un año muy complejo en la historia reciente de los Estados Unidos. El manejo de la pandemia, en el cual se reportan más de 5.5 millones de infecciones acumuladas y 173 mil muertes; las crecientes protestas contra de la brutalidad policiaca y el racismo estructural y el aumento en los discursos de odio a nivel nacional, ha puesto luz sobre un Estados Unidos fragmentado de más maneras que una, que en realidad de cierta manera nunca dejó de estarlo como bien identificó Colin Woodard en su libro American Nations: A History of the Eleven Rival Regional Cultures of North America.
Para rematar, el gobierno federal ha desplegado a las fuerzas armadas para lidiar con las protestas, lo cual ha desencadenado enfrentamientos físicos entre protestantes y autoridades, como se ha podido observar de manera más reciente por las protestas aún latentes en Portland, Oregón que han reunido a más de mil participantes. Sin embargo, no solo son los manifestantes los que se han hecho notar en el escenario público, sino que las milicias ocupan un lugar cada vez más preponderante en el territorio nacional.
Resgaurdados bajo los derechos consagrados en la Segunda Enmienda, milicias auto organizadas también han tomado las calles, por ahora de manera pacífica, en virtud de un discurso bajo el cual sostiene que van a proteger sus derechos como ciudadanos libres bajo los ideales de la constitución. No obstante, pareciera que cada vez más, estos grupos complejamente edificados y fuertemente armados tienen la capacidad de poner a prueba a las fuerzas armadas del gobierno estadounidense.
Recordemos que, a través de una encuesta realizada por el proyecto FiveThirtyEight, el 57.7% de los estadounidenses no aprueban el manejo de la pandemia por parte del presidente Donald Trump, tan solo un 39% lo ve de manera favorable. De igual manera, el Centro para Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) ha advertido que las desigualdades sociales y de acceso a servicios de salud han puesto a las minorías étnicas en un riesgo superior de contraer COVID-19 y otras infecciones. Asimismo, según las estadísticas del “Mapa del Odio” organizado por el Southern Poverty Law Center, en el 2019 rastrearon 940 grupos de odio, de los cuales 155 representan a grupos bajo la ideología de blancos nacionalistas, 59 como neo-nazis, 48 como racistas-skinheads, 26 como neo-confederados, 20 como anit-migración y 255 como afroamericanos separatistas.
Pongamos el caso de los Boogaloo Bois. Recientemente, esta milicia de ultraderecha de corte libertario, distinguidos por sus playeras hawaianas en mímica de un uniforme que los identifique, que inclusive han buscado tomar distancia de milicias de ultraderecha como los III% por considerarse como “personas de acción”, se han puesto en escena abogando por la abolición del Estado grande, y sin temer a la confrontación directa con fuerzas policiacas. Sin embargo, esta disposición a la agresión también ha manchado la percepción del grupo, donde miembros supremacistas arrestados por crímenes de odio se han autoidentificado como miembros de dicha organización. En un reportaje que llevó a cabo Vice, Mike Dunn, líder de esta milicia, dijo no estar consternado con la opinión pública, que igual ya lo habían identificado como un “radical”.
Por supuesto, expresiones de este tipo llevan a respuestas del otro lado del péndulo. Milicias de mayoría afrodescendiente, como la Coalición NFAC (Not F***ing Around Coalition) que a la vez ha sido ligado con la organización del Nuevo Partido de las Panteras Negras, también ha tomado las calles protestando en contra de la brutalidad policiaca y como respuesta directa a las milicias con tintes supremacistas. En sus enfrentamientos más recientes, tuvo una serie de confrontaciones verbales con miembros de la milicia Three Percenters (III%), de corte de ultraderecha, antes de que ambas milicias se presentaran para protestar en la ciudad de Louisville, Kentucky.
En estos ejemplos se pueden divisar dos riesgos: primero, que se rete el monopolio de la fuerza del Estado a partir de la proliferación de las milicias y dos, que pueda haber encuentros violentos entre milicias con posturas contrastantes, como pueden ser el NFAC y el III% que cuentan con capacidades militares que no puedan pasar desapercibidas. El impacto en las próximas elecciones puede que sea más pronunciado que en años anteriores, debido a que se postulan dos modelos antagónicos. El modelo demócrata inclinado hacia la izquierda ideológica, que históricamente ha acaparado y abrazado a las minorías en Estados Unidos contra el modelo de derecha de Donald Trump que ha sido un refugio para discursos anti-migratorios y personajes racistas como David Duke, líder del Ku Klux Klan.