“Yo sólo veo películas si cumplen con los siguientes tres requerimientos”, dice uno de los personajes de Unas lesbianas de cuidado (Dykes to Watch Out For, 1985).

Lo que empezó con un cómic escrito por Alison Bechdel, se convirtió en un test para evaluar la presencia del género femenino en productos audiovisuales. Esto porque, a propósito del Día Internacional de la Mujer, vale la pena replantearse qué lugar ocupa ésta dentro de la industria cinematográfica. ¿Se puede ver algún cambio? ¿Algún avance?

Primero lo primero, ¿cómo se aplica? Es muy simple. Uno sólo tiene que hacer las siguientes preguntas:

¿Aparecen al menos dos personajes femeninos?
¿Estos personajes se hablan entre sí?
¿Hablan de algún otro tema que no sea un hombre?

Antes de llevarlo a cabo hay que entender que el test está basado en el ensayo Una habitación propia (1929) de Virgina Woolf, una feminista por excelencia. En éste, Woolf critica la poca presencia de personajes femeninos importantes cuya existencia no depende de uno masculino. Así que, el test no sirve de certificación para calificar a una película de feminista, sino para medir la concurrencia de las mujeres.

Ahora bien, por muy pequeño que parezca, un gran porcentaje de producciones de años anteriores no pudieron pasarlo. Pero ¿qué ocurrió este año en La Academia? Mientras que en ediciones pasadas fueron pocas las películas que aprobaron, esta vez hubo un sorprendente aumento en las obras que obtuvieron un resultado positivo.

En 2014, cuatro de nueve películas galardonadas aprobaron. En 2016, siete de 16. Pero este año, siete de 12 películas cumplieron con todos los requisitos. Aunque la ganadora a mejor película Green Book no haya pasado, películas como A star is born, The favourite, Roma, Black Panther, Cold War, BlacKkKlansman, If Beale Street Could Talk y First Man, sí lo hicieron. Eso es más del 50%, cuando la norma era un 43% o menos.

¿Qué hay un avance? Sí.

¿Aún queda mucho por hacer? También es cierto. Sin embargo, es bueno tomar estos pequeños avances como inspiración y para llegar a creer que un cambio sí que es posible y que la equidad de género es alcanzable.