El 22 de abril de 1985, en los tribunales civiles de Buenos Aires, iniciaba un juicio que duraría más de cinco meses y conseguiría algo impensable antes de realizarse: fincar responsabilidades y declarar culpables a los militares de las tres juntas que gobernaron Argentina durante la dictadura. Un hecho que, mas allá de constituirse como único e histórico, representa un parteaguas digno de ser contado en una película que se llama Argentina 1985.

Estrenada en el Festival de Cine de Venecia de este año, donde ganó el premio FIPRESCI de la crítica internacional, el quinto largometraje del guionista y director Santiago Mitre sigue todas las reglas del thriller político y las películas de tribunal para construir un relato cercano y emotivo que atrapa al espectador desde una contención en el tono de las actuaciones y un humor liberador que ayuda a superar los momentos más duros de la historia.

Pariente cercana de las dos cintas argentinas que han ganado el Óscar a mejor película en lengua extranjera (La historia oficial y El secreto de sus ojos), en las que abreva y pide prestados temas y atmósferas, Argentina 1985 será la selección de la academia de cine de su país para competirle el prestigioso premio a Bardo de Alejandro Gonzalez Iñárritu en la carrera por una nominación.

Mas allá de los premios y reconocimientos, o de los elogios de la crítica y gran recibimiento del público, el nuevo trabajo de Mitre nos recuerda que el cine también sirve para construir memoria y hacer un comentario social que, al retratar un pasaje del pasado, nos habla de los tiempos que vivimos.

Mientras en nuestro país se discute y cuestiona la militarización de la seguridad pública y la opinión pública sigue polarizándose, una espléndida película aprovecha el poder de la narrativa audiovisual y la palabra para dejarnos una sencilla frase que nos invita a aprender del pasado: Nunca más.

Argentina 1985 ya se puede ver en Cineteca Nacional, Cine Tonalá y complejos de Cinemex y, en unos días, estará disponible en Prime Video.

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