¡Que no se nos olvide! Así ha sido la discriminación racial en del deporte

¡Que no se nos olvide! Así ha sido la discriminación racial en del deporte

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Por Andrés Moreno

Es lamentable que a estas alturas de la historia de la humanidad aún haya semejante cosa como la discriminación. El asesinato de George Floyd y los hechos recientes en Estados Unidos han vuelto a poner el foco sobre una problemática que, no es que haya reaparecido, como si alguna vez se hubiese erradicado; sino que siempre estuvo en las sombras hasta que la atención del mundo se puso sobre ella otra vez. La discriminación es una problemática mucho más cotidiana de lo que pareciera, que ha afectado muchos aspectos de la sociedad, incluido el deporte.

Estados Unidos ha sido el escenario para muchos casos de discriminación racial, y de lucha en contra de ella, en el ámbito deportivo. Desde el siglo XIX, en 1867, dos años después de la Guerra Civil, se dio a conocer el primer equipo de béisbol afrodescendiente en la historia: el Pythian Baseball Club de Filadelfia. En aquel entonces no se permitía la profesionalización de jugadores afroamericanos. En ese contexto, el Pythian intentó entrar a la Asociación Nacional de Jugadores de Béisbol Profesionales, claramente sin tener éxito. Sin embargo, la fundación de este equipo inspiró a que se formaran otras escuadras con jugadores afroamericanos en sus filas, lo que desembocó en la creación de la National Colored Baseball League, en 1887; la primera liga para afroamericanos.

Octavius Catto. Intelectual y fundador del Pythian Base Ball Club de Filadelfia. Imagen tomada de Baseball Hall of Fame.

Octavius Catto. Intelectual y fundador del Pythian Base Ball Club de Filadelfia. Imagen tomada de Baseball Hall of Fame.

Esta competición no prosperó más de cinco jornadas, pero fue un inicio en una larga lucha por la equidad en el beisbol. En 1884, Moses Fleetwood Walker se convirtió en el primer jugador afroamericano en entrar a las ligas mayores, de la mano de los Toledo Blue Stockings. Sin embargo, la carrera de Walker y los pocos beisbolistas afroamericanos de la época terminó en 1887, cuando la Liga Nacional y la Asociación Americana prohibieron firmar a jugadores de color. El contrato de Walker expiró en 1889 y, a partir de ahí, no volvería a haber un afrodescendiente en el béisbol profesional durante décadas. Tras un intento fallido en la década de los 20, en 1933 renacieron las ligas para afroamericanos con la Negro National League y la Negro American League, que apareció en 1937. Las ligas se mantuvieron mucho tiempo y, de hecho, ganaron popularidad; los juegos All-Star que convocaron tuvieron más de 50 mil espectadores, entre negros y blancos.

Eso empezó a hacer un campo para los afroamericanos en el profesionalismo, y se consumó en 1947 con el debut de Jackie Robinson para los Dodgers de Brooklyn; el primer afroamericano en jugar en las ligas mayores desde Fleetwood Walker, 40 años después. A partir de ahí la presencia de afroamericanos en la MLB fue en aumento y la Negro National League fue disuelta en 1960.

Jackie Robinson (izquierda) y Moses Fleetwood Walker (derecha). Imagen tomada de CBS.

Jackie Robinson (izquierda) y Moses Fleetwood Walker (derecha). Imagen tomada de CBS.

Del campo de béisbol pasamos a las duelas, donde se diría que los afroamericanos tienen mejor acogida, pero, igualmente, a un alto precio. Desde la formación de la NBA, en 1946, había recelo por la inclusión de jugadores afrodescendientes en los equipos. Fue hasta 1950 cuando el entrenador de los Boston Celtics, Red Aurebach, pidió que eligieran a Chuck Cooper en el Draft; él se convirtió en el primer afroamericano en ser elegido para un equipo. Sin embargo, Cooper no fue el primero en firmar un contrato profesional, ese honor fue para Nat Clifton, que firmó para los Knicks de Nueva York. El primer afroamericano en debutar en un partido de NBA fue Earl Lloyd, quien jugó solo días antes que Clifton y Cooper. Ellos tres, más Hank DeZoine, son recordados como los primeros afroamericanos en jugar en la máxima competición de baloncesto.

De izquierda a derecha: Chuck Cooper, Earl Lloyd y Nat Cliffton.

De izquierda a derecha: Chuck Cooper, Earl Lloyd y Nat Cliffton.

A partir de ahí, los equipos empezaron a incluir a jugadores negros en sus equipos, pero no se vio a ningún afrodescendiente destacar ni ser estrella en ningún equipo, hasta la aparición de Bill Russell en 1956. Durante su carrera, Russell recibió insultos racistas. Como lo que le ocurrió en un hotel en Lexington, en 1961, cuando el pívot ya jugaba para los Celtics, y le prohibieron entrar a él y a sus compañeros afroamericanos para ir a comer. Incluso, los propios seguidores de los Celtics lo insultaban y vandalizaron su casa. A pesar de todo eso, Russell se convirtió en el jugador con más títulos de NBA, ayudando al equipo de Boston a ganar 11 anillos en solo 13 años, y siendo el más destacado dentro del equipo.

Bill Russell con su entrenador, Red Aurebach. Imagen tomada de USA Today.

Bill Russell con su entrenador, Red Aurebach. Imagen tomada de USA Today.

En los años siguientes llegaron más afroamericanos a la NBA. Apareció Abdul-Jabbar, luego ‘Magic’ Johnson, Jordan, Bryant y LeBron. Aun así, la discriminación no desapareció de las duelas, como se conoció con el caso de Donald Sterling. Él era el dueño de los Clippers de Los Ángeles y fue expulsado de la NBA en 2014 por un escándalo en el que, a través de un audio filtrado por TMZ, se oía cómo le reclamaba a su pareja, Vivian Stiviano, por publicar una foto con “Magic” Johnson, al decirle que “no tenía que caminar con gente negra”. Afortunadamente, la NBA destaca en la actualidad por tomar cartas en el asunto y prevenir la discriminación hacia sus jugadores, que son en su mayoría afroamericanos.

Esto, por desgracia, no ocurre en otros deportes, como lo es el fútbol americano. El caso más resonado de los últimos años en la NFL es el de Colin Kaepernick. En 2016, el ex cuaterback de los 49ers de San Francisco se arrodilló en el campo mientras sonaba el himno de los Estados Unidos, a manera de protesta por la injusticia racial que vivían (y viven) cientos de afroamericanos en el país. “No voy a levantarme para mostrar mi orgullo por una bandera y un país que oprime a la gente negra de color”, dijo Kaepernick. Las críticas le llovieron al jugador, en especial de parte del presidente Donald Trump —quien estaba en campaña— que tildó a Kaepernick de antipatriota y pidió su expulsión. Acto seguido, los clubes de la NFL comenzaron a sancionar a los jugadores que se arrodillaran durante el himno. Kaepernick rescindió su contrato con los 49ers ese año y, desde entonces, ningún otro equipo lo volvió a fichar, bajo la excusa de que “era malo para el negocio”, como afirmó Joe Lockhart, exvicepresidente ejecutivo de la NFL.

El momento en el que Colin Kaepernick se arrodilla durante el himno de los Estados Unidos. Imagen tomada de NBC.

El momento en el que Colin Kaepernick se arrodilla durante el himno de los Estados Unidos. Imagen tomada de NBC.

Aunque, claro, la discriminación no se sufre solo en Estados Unidos. Ya son conocidos los casos en el fútbol europeo de insultos hacia jugadores afrodescendientes. Como el de Mario Ballotelli, jugador del Brescia italiano, quien, en un partido contra el Hellas Verona, tomó el balón con sus manos, lo pateó lejos y trató de irse del campo por los insultos que estaba recibiendo desde la grada. Algo similar pasó con Moussa Marega, del Porto, quien sí salió de la cancha cuando se cansó de los insultos racistas, en un partido contra el Guimaraes. Y la lista en el fútbol puede seguir: Sterling, Evra, Eto’o, Dani Alves, etc. Incluso en el fútbol mexicano, como pasó con Felipe Baloy, a quien le gritaron “simio come plátano” desde la tribuna del estadio Corona de Torreón. Hasta en Sudamérica, hace más de 100 años, en la Copa América de 1916. Uruguay derrotó 4-0 a la selección de Chile, con un doblete de Isabelino Gradín, quien, junto a Juan Delgado, eran los únicos afrodescendientes en la selección ‘charrúa’. Cundo fueron derrotados, los directivos de la selección chilena pidieron la anulación del encuentro porque su rival había alineado a dos africanos. La denuncia no prosperó y, de hecho, Uruguay ganó el certamen con Gradín de goleador, pero la discriminación también estuvo ahí.  

Moussa Marega, jugador del Porto, dejando la cancha tras recibir insultos racistas.

Moussa Marega, jugador del Porto, dejando la cancha tras recibir insultos racistas.

Queda claro que la discriminación racial no es un tema ni de un solo país, ni de solo una época. También, hay que decir que el mundo no solo conoce de racismo; hay homofobia, misoginia y regionalismos que hacen tanto daño como la discriminación racial. El punto es que todos esos actos de segregación y violencia deben terminar y no pueden ser aceptados por nadie; ni en las canchas, ni en las calles.

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