'Interloper' de Holy Wave: ser un extraño en lugares familiares

'Interloper' de Holy Wave: ser un extraño en lugares familiares

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El torpe vuelo de un viaje astral comienza con el sonido de los acordes provenientes de un bajo y un par de sintetizadores. Desde ya, te das cuenta de que este no será un viaje como cualquiera, sino que estará acompañado de psíquica, imágenes alucinantes, colores extravagantes, ecos espaciales, sinfonías nebulosas y todo eso que ofrece el rock psicodélico a través del sonido de un nuevo disco de Holy Wave.

Desde las primeras cuatro producciones largas que preceden a este nuevo disco, el quinteto de Texas ha establecido su personalidad en torno a los sonidos lisérgicos de primer nivel y con Interloper, su nueva producción, los de El Paso vienen a dejar en claro que se han convertido en uno de los más grandes exponentes del género.

Como lo mencionaba, la aventura comienza en ese par de acordes en “Schmetterling”, el tema abridor en el que, de inmediato, se puede averiguar el hecho de que se tratará de un disco romántico que intenta hacer que el destino de ese viaje sea una profunda introspección que termine en la resolución de varias dicotomías que, de vez en cuando, aparecen en la vida de un ser humano adulto.

El arreglo musical de la canción no contraviene a la tradición de la psicodelia barroca que Holy Wave ha venido utilizando a lo largo de su carrera, sin embargo, lo abrumador de sus acordes, la mezcla de sus adornos y la melodía en el uso de la voz, hacen que a pesar de lo saturado de su sonido, se trate de una composición que invita a la calma, estado que alcanza mediante el total abandono del cuerpo en un baile demencial.

La segunda canción “R&B” guarda algunas similitudes con la tersura vocal del track uno, mientras las líneas líricamente simplistas convocan al romanticismo de un amor rosa y su trabajo melódico cuelga los sentidos sobre un deslumbrante aturdimiento romántico. Sin embargo, esta romantización parece solo rozar la superficie de su cielo psíquico. Como insinúa la pista titular “Interloper”, el quinteto está más arraigado a los aires y las gracias de su desgastada nostalgia del dream-pop. En el canto de esta pieza, la homónima del disco, hay una corriente subterránea lírica más oscura, yuxtapuesto a un auge orquestal de sintetizadores cinemáticos. Para este punto, el álbum comienza a arraigarse en esa dualidad de pensamientos que mencionaba al principio: ser un extraño en lugares familiares. El título de Interloper, uno apropiado.

Las canciones que se balancean suavemente como “R&B” y “Maybe Then I Can Cry” son fáciles de escuchar mientras uno se acurruca entre el sonido de las guitarras, la sección rítmica balanceándose y las voces susurrándonos suavemente. La épica balada “Escapism” tiene un sonido y una sensación tan majestuosos que ni siquiera media tonelada de reverberación puede enterrar.

Para acompañar la sensación casi somnolienta que se encuentra en la mayoría del álbum, hay algunas pistas de ritmo acelerado que evitan que los párpados caigan demasiado. “I’m Not Living in the Past Anymore” o “Buddhist Pete” tienen mucha energía y potencia de fuego en sus guitarras. Mientras tanto, la inquietante “No Love” ofrece el opuesto polar: una infelicidad incómoda, dolorosa y una sensación de inseguridad. La canción culmina en una entrega caótica de trompetas desquiciadas y guitarras distorsionadas, mientras la pérdida se filtra en el refugio previamente establecido de la banda.

Hell Bastards”, por su parte, se erige como el palo afilado escondido en la hierba suave; la melodía vocal malévola y las guitarras retorcidas se combinan para dibujar un poco de sangre y ruido en el disco. Sin embargo, incluso en esta pista, el sonido de la banda es más ligero que el aire y casi tan duro como una pelea de almohadas.

A medida que se acerca “Redhead”, la pista final, se siente como si el grupo hubiera cerrado ese círculo de viaje en el que la primera instancia fue elevarte al éxtasis y, poco a poco, soltarte golpes de realidad para que no aterrices tan abruptamente una vez que termina el disco, porque será en la pista final cuando realmente comienza una búsqueda del alma por algo nuevo. El páramo final de esta introspección.

Las canciones contenidas en el álbum llevan consigo un trabajo muy bien pensado y desarrollado, fieles a la cultura psicodélica, el viaje que te provocan es redondo, de ida y vuelta. Y cuando aterrizas, quedas satisfecho de haber vivido —aunque sea en un estado alterado de conciencia—, el efecto de sustancias psicotrópicas sin haberlas consumido.

Aunque la banda ha recorrido un largo camino desde The Evil Has Landed de 2012, Holy Wave no ha hecho más que cumplir con las expectativas e impresionar a su cada vez más numeroso grupo de seguidores. Es cierto que no es algo completamente novedoso, pero por supuesto que está bien realizado. Los sofisticados y generosos sonidos de Interloper son un testimonio de ocho largos años, pero las ideas aún suenan frescas. Desde el pop de los años sesenta hasta el krautrock con sintetizador, Holy Wave no muestra signos de desaceleración. Y si esto fue un trabajo experimental, como ellos mismos lo declararon en alguna ocasión, es justo decir que el experimento funcionó.

*Escucha el disco completo en vivo este domingo a las 9PM por Ibero 90.9

Escucha Interloper en Apple Music aquí:


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