Allí te encuentras: en el asfalto de la calle con el estómago revuelto. Hay mucho ruido a tu alrededor pero tu mente confundida omite el caos mientras caminas, medio arrastrando los pies, en dirección a casa después de una conversación dolorosa en un auto.

Ese día te botaron. Te dijeron “Lo que tenemos ya no puede seguir así. Yo en este instante busco algo distinto en una relación” y tú que sabes que eso es cierto y que no hay mucho que decir, pues no puedes darle a esa persona lo que ella quiere. Y aún con la razón de tu lado, tu corazón está partido.

No cabe duda que las rupturas son episodios que marcan tu vida y te acompañan hasta que haces las paces con los hechos. A veces con terapia, a veces viajando a un costado del mar y otras dejando que pase el tiempo. La favorita de los artistas: creando. Tal cual lo hizo Steve Lacy con su último álbum de estudio Gemini Rights (2022), un conjunto de canciones que son una especie de meditación alrededor de la ruptura que tuvo con su ex pareja sonorizada por un soul experimental y bedroom pop psicodélico.

“Hey, you went away to save yourself from all the rain

And the I picked you up, and then I showed you love

And then we talked

Let our guards down (down, down)” –Buttons, de Steve Lacy

Desde la objetividad, este es un disco exquisito. Desde un corazón dolido, un mantra necesario.

Al darle play por primera vez a este disco la impresión que arroja es que el sonido que caracteriza a Steve Lacy, que ha logrado impregnar en su trabajo con The Internet o artistas como Frank Ocean, Blood Orange o Solange; sólo se ha refinado y convertido en una especia de plasta que puede quedarse pegada en tu cabeza on repeat todo el día.

Una mezcla variada de influencias que van desde el rock, funk, R&B, soul y bedroom pop; resultan en un sonido innovador y experimental que en repetidas ocasiones trae reminiscencias al Flower Boy (2017) o IGOR (2019) de Tyler, the Creator, sobretodo en “Cody Freestyle”. Incluso a los Beatles temas como “Buttons” o una caída libre en “Mercury”, donde experimenta con una base latinoafricana.

Introspectiva, la parte lírica del álbum gira entorno al alivio, el arrepentimiento, la añoranza y el resentimiento. En resumen: todas las cosas que sientes en el estómago durante una ruptura. Los lugares a donde viaja tu cabeza cuando miras al vacío mientras, poco a poco, el tiempo se lleva todo lo que fue.

Algo tienen los artistas que son sus propios productores, como es el caso de Steve, que logran entregar el mensaje que quieren a la perfección. Así como Phoebe Waller-Bridge que escribió, produjo y protagonizó la icónica serie Fleabag. Sencillamente, pareciera que tienen más herramientas para generar la sensación que buscan en quien expecta.

Este es un álbum cortito. De apenas 35 minutos. Pero muy poderoso. Es versátil en sus sonido y sencillo en sus letras. Cargado de nostalgia, este disco es perfecto para la temporada de lluvias en las que llega. Sin embargo, si a alguien le importa lo que piensa el autor, parece que envejecerá muy bien.