Fotos por Rodrigo Jardón / Panamérika Calor, machaca, glamour y mucho rockanrol es lo que pudimos disfrutar en el Parque Ferrocarrilero en Monterrey en la cuarta edición del Festival Nrmal, el cual se ha consolidado cada vez más como el evento de música indie más importante de la Sultana del Norte. Además de sus showcases que se llevaron a cabo del jueves 7 al domingo 10 de marzo; el sábado 9 se llevó a cabo el gran evento con 4 escenarios, en donde bandas internacionales y nacionales dieron muestra de la creciente escena musical independiente que en 2013 podremos disfrutar.
Los escenarios se dividieron según su género, importancia de bandas o simplemente porque sí. En el Escenario Azul pudimos presenciar artistas independientes de mayor renombre; aquí fue en donde pudimos apreciar cómo Sky Ferreira, una chavita de apenas 20 años de edad, se ha convertido en un ícono para las post-pubertas/adolescentes. Desde su forma de vestir tan a la moda, hasta la actitud y manera despreocupada de hablarle al público. Una bella voz y una gran manera de llevar al territorio pop lo antes realizado por artistas como Lilly Allen o el lado crooner de The xx; un hype muy bien consolidado. Por el lado independiente, Parquet Courts, DIIV, Twin Shadow, PC Worship, San Pedro el Cortez, entre otros, sobresalieron por mostrarse como artistas salidos de cocheras, pasillos de escuelas o grupos de amigos que tuvieron la idea de formar una banda; todos ellos con revivals de bandas como Sonic Youth, Pixies, Yo La Tengo, The Cure o esas bandas que comenzaron justo como ellos.
En el Escenario Rojo vimos bandas más “hippies”, por así llamarlas. Artistas que experimentaban más con su sonido. Desde la psicodelia inspirada en Can y Tame Impala de los chilenos Holydrug Couple, el debraye con sentimiento de Ariel Pink, hasta el hip-hop mezclado con dubstep de Mykki Blanco.
El Escenario Panamérika mostró bandas o artistas no tan conocidos pero muy finos, es decir, apuestas musicales. Desde Costa Rica, aparecieron una guitarra y una batería para darle forma a un punk enérgico a cargo de Ave Negra. La oscuridad y música delineada de negro a cargo de Haciendo el Mal. También pudimos ver a Dustin Wong, un chino-americano, que con su guitarra y sus cajas de ritmos hacía música en capas y en atmósferas matemáticamente calculadas para un estado de trance; muy similar a lo que Cornelius haría.
Los argentinos Mueran Humanos, junto a sus sintetizadores, hicieron música que podría sonar en ese apocalipsis comandado por la rebelión de las máquinas en un futuro no muy lejano; violento y áspero, pero con un toque de sensualidad y ritmo que provocaba un baile oscuro. Luego llegó todo un set bailable entre tribal, hip-hop, dubstep y electrónica. De Tijuana María y José y las rimas tribaleras prendieron al público como pocos artistas en el Nrmal lo lograron; regiomontano, Javier Estrada y su gran set que mezclaba los ritmos antes mencionados. Una gran sorpresa fue Nguzunguzu, un dúo de Los Ángeles conformado por Daniel Pineda y Asma Maroof, una DJ que se encarga de mezclar la música en vivo cuando M.I.A. sale de gira; estos estadounidenses explotaron el término dubstep y dejaron claro que el inicio de los 2010’s le pertenece a este género.
En el Escenario Negro se concentraron las bandas que se dejan la mata larga y que tocan pesado. Encabezado por Brujería, A Life One Lost y Trash Talk, además de otros nuevos proyectos como Apocalipsis y Doomsday Student, aquí pudimos observar la menor cantidad de gente, ya que la mayoría de los asistentes del Nrmal querían ver artistas más bonitos y que combinen con su atuendo.
Es agradable ver cómo en Monterrey se hace un esfuerzo para que durante ya 4 años seguidos se lleve a cabo este festival que tal vez es el que más se le acerque a un evento como SXSW, en donde música y arte se combinan en diversos escenarios y espacios durante varios días, para lograr una atmósfera de convivencia y de dar a conocer lo nuevo que surge de la escena independiente. En una ciudad como Monterrey, en donde la música hecha con acordeones, junto con la cumbia es lo que predomina, también se busca darle un espacio a ese pequeño pero nutrido grupo indie, el Nrmal lo ha cumplido y si sigue así, puede llegar a convertirse en un festival referente de México.