Brasil, no todo es lo que parece Christian Rivas (@cmrivass)
Sol, mar, arena, samba, carnaval y cuerpos esculturales es lo que imaginamos al pensar en Brasil; personas practicando deportes todo el día en la playa, y jugando al fútbol en cuanto lugar pueda existir. Pero la realidad es otra, Brasil debe combatir diariamente un adversario que nadie imagina: la obesidad.
La mayoría de las veces confundimos y mezclamos la idea del trópico con lo saludable, pero el pasar de los años sólo ha traído lo contrario a Brasil. A pesar de ser un país destacado en muchísimas disciplinas deportivas, el sobrepeso y la obesidad le ha ganado al deporte, lo que ha generado un inconveniente para la salud de la población y para los gobiernos, al tratar de combatirla. Para fin de la década de los 80, Brasil poseía 34 millones de habitantes con exceso de peso; lo que se traducía en un 17% de la población, siendo las mujeres el grupo mayormente afectado. Por lo que una vez acabada la dictadura en 1990, los gobiernos quisieron evitar que este problema se expandiera a generaciones futuras. A partir de 1992, comenzaron campañas gubernamentales para evitarlo, pero los verdaderos avances se presentaron desde la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva, allá por el año 2003.
Da Silva, dentro de sus primeras medidas, decidió crear un programa que vinculara la salud, la agricultura y el deporte, mejorando en un 30% la alimentación de los niños en las escuelas. Incluso esta medida fue reforzada por el gobierno de Dilma Rousseff, que el pasado agosto aprobó –mediante la Cámara de Diputados- un proyecto que prohíbe la venta de comida chatarra en las escuelas, y las sanciona en caso de vender alimentos que no cumplan con una alimentación saludable, debido a que cerca de 10 millones de niños presentan sobrepeso.
Pero a pesar de los intentos por mejorar la alimentación en el país pentacampeón, desde la década de los 80 la obesidad ha ido en aumento. En la actualidad, aproximadamente 94 millones de brasileños tienen sobrepeso; otros 30 millones, problemas de obesidad. Es decir, en total el 62% de la población presenta algún tipo de enfermedad alimentaria. Pero lo más preocupante es que desde 2006 el aumento en problemas de este tipo creció en 12 millones de habitantes. Es por eso que la inversión estatal para prevenir y combatir la obesidad alcanza los 250 millones de dólares, pero aún así ha sido insuficiente para contrarrestar este problema, o al menos de controlarlo.
El Ministro de Salud brasileño, Alexandre Padilha, ha dicho que como país tienen el deber de “cuidar la calidad de vida y ofrecer nuevos caminos para la alimentación adecuada y mayor actividad física” de la población. Y para esto se han firmado varios acuerdos con la industria alimentaria, siendo el paso más importante la reducción de sodio en todos los alimentos que se comercialicen dentro del territorio brasileño.
Pero de poco servirá si no se incrementa la actividad deportiva según el Estudio Internacional de Obesidad Infantil, realizado por el médico brasileño Victor Rodrigues Matsudo. Como ha asegurado uno de los más grandes estudiosos del tema en Brasil, “la actividad física, la dieta y la salud mental pueden resolver al menos el 60% de todas las enfermedades que atienden los sistemas de salud pública”. Siendo la actividad física la columna vertebral del tratamiento en cualquier padecimiento crónico en problemas alimentarios.
La realidad para Brasil es que el sobrepeso y la obesidad han sido más difíciles que cualquier adversario en un Mundial. Incluso la Organización de las Naciones Unidas ha tenido que intervenir, sugiriendo que expandan el único plan con éxito en contra de este problema: “Agita Sao Paulo”. El programa de activación física ha demostrado tener efectos positivos en la población y es considerado un gran logro de política pública. Pero esta vez el éxito no dependerá de una buena Clasificatoria y una buena Copa del Mundo…Brasil tendrá que emplear décadas para disminuir en su tierra esta pandemia del siglo